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 sábado, 03 de abril de 2004

El jueves se subastó en la Bolsa el primer lote de soja que llegó a Rosario
El remate de los 600 millones de dólares
El complejo oleaginoso realizó su tradicional celebración en el marco de un proceso de expansión

Fiel reflejo de las particularidades de este país, el remate del primer lote de soja arribado al mercado rosarino, inicio simbólico de un nuevo período de comercialización del cultivo estrella de la Argentina, no terminó de adquirir la relevancia que parecería merecer a nivel nacional. Sobre todo este año, cuando el marco de la celebración es el festival de anuncios de inversiones en el complejo oleaginoso por casi 600 millones de dólares.

Es cierto que el miércoles pasado estuvo presente en el acto de la Bolsa de Comercio de Rosario la máxima autoridad del país en el área agropecuaria: el secretario de Agricultura, Miguel Campos. Uno de los pocos ocupantes de esa cartera que tomó nota de la importancia del acto y respondió a la invitación. También es cierto que la máxima jerarquía en relación al campo tiene ese nivel, el de una Secretaría.

No se trata de que rindan pleitesía a un sector que, en definitiva, no hace más que lo que cree conveniente para expandir negocios y elevar su rentabilidad. Sí de reconocer que la geografía económica del país está desplazando su centro hacia el interior, con fuerte protagonismo de esta región, sin que sea evidente una correspondencia en el poder de decisión.

Algunos números se dieron en el acto de la Bolsa, previo al remate del lote de 24 toneladas cosechado en Chaco y que llegó a la planta de Vicentín en San Lorenzo, el 6 de enero pasado. La soja es la base de un cluster competitivo que el año pasado movilizó exportaciones por 7.800 millones de dólares y que en poco tiempo disparó inversiones y anuncios de inversión que, en molienda y terminales de embarque llegan a 600 millones de dólares pero, en la cadena de productores, acopios, transportes, proveedores de maquinaria y hasta en la "nueva economía" (como es el caso del laboratorio de punta que se levantará en Rosario para desarrollar biotecnología), supera bastante esa cifra.

En cuanto a la industria aceitera, los proyectos de ampliación que se dieron a conocer en los últimos meses, ya le pisan los talones, por magnitud, a la primera ola de inversiones del sector, iniciada a fines del 80, cuando se levantaron las principales terminales en el cordón rosarino.

Según un informe publicado en el boletín de la Dirección de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Rosario, de concretarse los proyectos en danza, la capacidad de 99.238 toneladas de crushing por día se elevará 138.738 en 2006, con una participación superior al 70% de esta región en esa capacidad. Este cálculo no incluye la capacidad que tendrá la nueva planta de Bunge en Ramallo. Y, por otro lado, no está claro que se haya cerrado la etapa de anuncios de nuevas inversiones en el sector.

Este salto de escala pretende acompañar a una producción de granos oleaginosos que se estima podría llegar a 45 millones de toneladas en el año 2007. La proyección de la Bolsa, previa deducción de plantas "que son viejas o no competitivas", es de una capacidad de procesamiento anual del complejo de 37,5 millones de toneladas.

Asumiendo una exportación de granos sin procesar de 12 millones de toneladas, el estudio llega a la conclusión de que la industria estaría operando al 88% de la capacidad instalada. Siempre aclarando que "las instalaciones son fijas y las proyecciones de producción de soja y otros granos son estimaciones que pueden alterarse".

De allí que le asigna especial importancia a "la realización de las obras de dragado y acondicionamiento de las vías navegables desde Santa Fe al norte para aprovechar las hidrovías y que se pueda traer son problemas soja de Brasil, Paraguay y Bolivia".

El proyectado salto de escala abrió interrogantes a partir de eventuales dificultades para originar la mercadería. En declaraciones reproducidas por el newsletter de la Asociación Argentina de Grasas y Aceites (Asaga), la economista de la Cámara Aceitera de la República Argentina (Ciara), Raquel Caminoa, relativizó esas dudas. "La capacidad instalada de la industria siempre acompañó la producción, si está concretando nuevas inversiones es porque sabe que este país sigue teniendo potencial para los oleaginosos", señaló.

"Eso es algo que los que estamos en la industria siempre escuchamos, al principio de los 90 ya se decía que la soja había llegado a su techo. Entre el 97 y el 98, cuando la industria hizo fuertes de inversiones en expansión hubo voces diciendo: los aceiteros están sobredimensionando la capacidad de procesamiento. En realidad lo que ocurre es que desde el 80 para acá hubo un inteligente manejo de los recursos y si la industria está concretando nuevas inversiones es porque sabe exactamente que este país sigue teniendo potencial", aclaró.

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El presidente de la Bolsa local fue el vocero de los reclamos del sector.

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