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 miércoles, 10 de marzo de 2004

Sordera por altos niveles sonoros

María Laura Favarel / La Capital

Cada día son más los jóvenes que pierden oportunidades laborales a causa de las dificultades auditivas provocadas por la exposición a estímulos sonoros más altos de los que el oído humano puede soportar. Una investigación realizada por el Centro de Investigación y Transferencia en Acústica (Cintra) de la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Córdoba, así lo demostró. La pérdida auditiva motiva que un alto porcentaje de jóvenes queden excluidos del mercado laboral. Los altos niveles sonoros de las discotecas, conciertos en vivo, el uso del walkman o discman, armas de fuego, petardos y fuegos artificiales, causan daños auditivos que pueden llegar a ser permanentes e irreversibles.

"A modo de ejemplo, en la década de los 90, la fábrica Fiat Auto en la ciudad de Córdoba rechazó aproximadamente a 1.500 postulantes entre 20 y 25 años por razones médicas, de las cuales las pérdidas auditivas ocuparon el primer lugar, por encima de los tradicionales problemas de columna vertebral", explicó a La Capital el ingeniero Mario Serra, especializado en acústica, investigador del Conicet y director de la investigación.

De igual modo, en la ciudad de Lomas de Zamora (Buenos Aires) un estudio mostró que el alto porcentaje de rechazos en los exámenes médicos preocupacionales en las industrias de la zona se debía a hipoacusias y estaba en relación directa con la proliferación de discotecas. Hoy, continúan siendo rechazados los jóvenes con hipoacusias inducidas en empresas tales como Metrovías en Buenos Aires, y la Escuela de Policía de Córdoba, entre otras. Lo mismo ocurre en Rosario (ver recuadro).

El oído humano está capacitado para recibir, sin sufrir daños, sonidos de hasta 85 decibeles compensados A (dbA), unidad en la que se miden la intensidad del sonido. Superados esos niveles, el ruido puede lesionar el órgano y producir serios perjuicios auditivos.

Durante cuatro años los investigadores cordobeses midieron los niveles sonoros de las discotecas a las que estuvieron expuestos los adolescentes estudiados. De la comprobación surgió que los sonidos oscilan entre los 104 y los 117.5 dbA, en tanto que los valores de los walkman y discman varían entre los 75 y 105.

Serra explicó que así como el sentido de la vista al entrar o salir de un cine necesita un tiempo de adaptación para recuperar el umbral de visión, ocurre algo parecido con el oído. "Luego de haber estado expuesto a altos niveles sonoros durante unas horas, como es el caso de las discotecas, se produce un desplazamiento temporal auditivo (DTU). Esto provoca un ensordecimiento, típico entre los adolescentes cuando abandonan los boliches. Normalmente ese ensordecimiento está acompañado por acúfenos (sonidos percibidos auditivamente que no existen en la realidad). Recuperar la condición normal de la audición puede requerir en algunos casos de hasta 24 horas o más", señaló Serra. Aún no existe acuerdo entre los investigadores sobre si repetidos DTU pueden ser causa de desplazamiento permanente del umbral auditivo (DPU), lo que equivale a la pérdida auditiva permanente.

Pero no en todos los casos es igual. Algunas personas tienen mayor sensibilidad a los sonidos. Según el estudio, un porcentaje de adolescentes de uno y otro sexo dotados con mayor sensibilidad auditiva y oídos que pueden calificarse como "frágiles", expuestos a altos niveles sonoros durante sus actividades recreativas, mostraron un desplazamiento permanente y significativo del umbral auditivo -más de 30 dbA en algunas frecuencias-. Sin embargo, otro porcentaje de jóvenes, también sometidos a una alta exposición al ruido durante sus actividades recreativas, no lo presentaron.


Científicos en marcha
Para dar una respuesta científica a esta problemática, en el Centro de Investigación y Transferencia (Cintra) de la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Córdoba, en el marco de un proyecto subsidiado por el Bundesministerium für Technische Zusammenarbeit und Entwicklung (BMZ) a través del Physikalisch-Technische Bundesanstalt (PTB) de Alemania, se efectuó un estudio longitudinal con enfoque interdisciplinario.

El trabajo analizó los efectos auditivos en adolescentes de la exposición a ruidos no ocupacionales y su relación con variables físicas y psicosociales. El modelo aplicado se basó en procedimientos metrológicos que consideran los requerimientos de normas nacionales e internacionales.

El estudio se desarrolló durante cuatro años. Se examinaron dos grupos de adolescentes cordobeses -varones y mujeres- desde los 14 a los 17 años. Anualmente se realizaban estudios auditivos, psicosociales y de inmisión sonora a los fines de establecer las relaciones entre las variables psicosociales (hábitos recreativos, características de personalidad, etcétera) y las variables acústicas (inmisión sonora durante las actividades recreativas) con la función auditiva.

El estudio audiológico consistió en la toma de audiometrías en el rango convencional de frecuencia (250 a 8.000) Hertz y en el rango extendido de alta frecuencia (8.000 a 16.000) Hertz.

Las mediciones de sonidos se realizaron en las discotecas donde concurrían más frecuentemente los adolescentes del estudio y por el uso de walkman/discman.

Los resultados demostraron que los adolescentes fueron aumentando su participación en actividades recreativas caracterizadas por altos niveles sonoros durante el período del estudio, destacándose en primer lugar las relacionadas con la música, y entre ellas la asistencia a discotecas. Los varones, más que las mujeres, participaban también en actividades recreativas no musicales altamente ruidosas.

Los especialistas concluyen que estos resultados explicarían el porcentaje de jóvenes con pérdidas auditivas al inicio de su vida laboral (entre los 20 y 25 años), sin antecedentes fisiológicos que las justifiquen.

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