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 domingo, 02 de noviembre de 2003

Más cerca. Los rosarinos se apropiaron del plan de descentralización
Los distritos ya concentran casi la mitad de los trámites municipales
Los tres minimunicipios realizan por mes unas 54 mil gestiones y 100 mil personas se sumaron a actos culturales

Carina Bazzoni / La Capital

Rodolfo Rojas pregunta dónde puede gestionar la patente de su auto. A sus espaldas Florencia Lódolo y Esteban Nasurdi sonríen al fotógrafo para conseguir la primera instantánea de su matrimonio. Juan José Ahumada observa la escena mientras espera para pagar unas cuotas de la última moratoria. Con otros personajes, esta rutina se recrea cada mañana en el Centro Municipal de Distrito Sur Rosa Ziperovich, y lo mismo sucede en los minimunicipios del norte o del oeste. En cada uno de estos edificios se realiza por mes un promedio de 18 mil trámites, lo que representa el 45 por ciento del total de gestiones que atiende la Municipalidad. Desde 1997, ya pasó por los centros de distrito más de un millón de expedientes y unas 100 mil personas se sumaron a sus actividades culturales.

Es que, a siete años de haberse puesto en marcha, los rosarinos ya se apropiaron de este beneficio de la descentralización: la posibilidad de realizar trámites cerca de sus casas, y según afirman "más rápido y mejor atendidos". Sin embargo, éste es sólo un aspecto del proyecto ya que, como coinciden muchos, los distritos deberían tener más poder de gestión política, económica y cultural. Algo que todavía quedó a mitad de camino (ver página 4).

"Desde ya que este es un proceso gradual -señala el director del programa de descentralización municipal, Horacio Ghirardi-, pero los centros de distrito no son sólo lugares donde la gente va a hacer trámites, todos tienen actividades culturales y están también las áreas de servicios urbanos que cumplen tareas de mantenimiento y realizan pequeñas obras públicas dentro de los barrios. Además, funcionan los consejos participativos de distrito que, entre otras cosas, definen el presupuesto municipal".

El proceso de descentralización se puso en marcha para alivianar el trabajo de las áreas centrales del municipio. "El grueso de la actividad cultural y administrativa sucedía en los 5 kilómetros cuadrados del microcentro de Rosario. Y la apuesta tuvo que ver con equilibrar territorialmente las distintas zonas de la ciudad. Pensamos que Rosario se va extendiendo y nos imaginamos que esta corona de centros se va convirtiendo en la referencia de esta ciudad extendida", dice Ghirardi.

Con este objetivo, en octubre de 1997 se inauguró el Centro Municipal de Distrito Norte Villa Hortensia en Warnes 1917, salvando de la demolición al edificio construido en 1890 y declarado monumento histórico nacional. "Para los vecinos fue devolverles un pedazo de su historia. Porque todos conocían el lugar. Los más grandes habían trabajado allí o participado de alguna fiesta. Y los más jóvenes la veían como una casona fantasma", recuerda su director, Gerardo Borghi.

Actualmente, de los seis minimunicipios proyectados hay tres en funcionamiento: el norte, el oeste y el sur. A fin de mes se abrirá la licitación para la construcción del centro en parte de la ex estación de Paraguay y Wheelwright, y a principios de diciembre se hará lo propio con el noroeste, en Junín y Provincias Unidas. El último de los edificios en habilitarse será el sudoeste, en Francia y Acevedo.

En los centros de distrito se pueden hacer todo tipo de trámites administrativos relacionados con la Municipalidad, además de los gestionados en el Registro Civil, la Administración Provincial de Impuestos, la Empresa Provincial de la Energía, Aguas Provinciales, Litoral Gas y el Banco Municipal de Rosario.

Cada minimunicipio tiene un presupuesto cercano a los 300 mil pesos por año que cubre los gastos de su mantenimiento, funcionamiento e insumos. Los edificios albergan unos 60 empleados administrativos, unos 40 operarios de las áreas de servicios urbanos y otros 15 agentes de inspección.

Para ilustrar uno de los beneficios que tiene la descentralización, a Ghirardi le gusta poner un ejemplo: "A veces desde el área central se decide que se va a pavimentar la calle A de un barrio. Y al momento de la inauguración de la obra los vecinos nos preguntan por qué no pavimentamos la calle B, que es la de la escuela y por donde transita el camión recolector de residuos. De esto se trata: las dos cosas representan la misma inversión, pero con una mirada más cercana las cosas se hacen mejor".


En el lejano oeste
Quizás la apuesta más fuerte del proyecto haya sido la inauguración, en febrero del 99, del Centro de Distrito Oeste Felipe Moré, en avenida Perón al 4600. Una mole de cemento y vidrio ubicada nada menos que en el corazón de villa Banana. Sin embargo, contra todos los pronósticos, el edificio no fue mal recibido.

"No puedo decir que no hayamos tenido problemas de seguridad, pero son las mismas que ocurren en otros lugares o espacios públicos que son permanentemente atacados por la gente. No hemos sufrido más que algún piedrazo, que son conductas que se pueden comparar con las que sufrieron las estatuas o los bustos de los parques. Nada alarmante", asegura la directora del Felipe Moré, Susana Bartolomé.

Para la funcionaria, la clave está en la apropiación que hicieron todos los vecinos del edificio. "Es una referencia muy importante en la zona y, en cierta medida, la jerarquiza", sostiene. Es que, de acuerdo a las necesidades de cada barrio, los centros municipales tienen también todo un abanico de actividades, talleres y eventos.

En Villa Hortensia hay exposiciones de artistas plásticos, conciertos los sábados a la noche, y las parejas que se casan allí pueden tener un pequeño brindis en el parque de la casona. En el distrito Oeste hay clases de danza, historietas, técnicas circenses, guitarra, manualidades, costura y construcción de máscaras. Cursos sobre manipulación de alimentos, cocina con soja, charlas, conciertos y recitales didácticos para escuelas. Los domingos son toda una fiesta: en el patio se arman batucadas, se dan clases de cumbia cruzada y hip hop.

Y aunque fue el último en ser inaugurado el Centro de Distrito Sur, de Uriburu al 600, no se queda a la zaga. Allí se puede aprender a bailar milonga, vals y tango, folclore, danzas árabes, teatro, escritura, mimo, maquillaje social y artístico, pintura decorativa, plástica, cumbia cruzada, comics, dibujos animados, yoga, inglés, títeres y ventas. Jornadas de cine debate, talleres de aprendizaje para la participación democrática y de preparto. Todo tan variado como los barrios que forman cada uno de los distritos. "La idea es que la gente use el lugar y que note que acá siempre pasen cosas", apunta la directora del Distrito Sur, Laura Alfonso.

"Después de funcionar administrativamente de una manera durante más de 100 años, la descentralización ha significado un cambio cultural muy fuerte", sostiene Ghirardi.

-¿Se podría dar marcha atrás con este proceso?

-Hay gente que se ha apropiado de estos lugares, que directamente resuelve todo en los centros de distrito, así que lo veo como un cambio sin retorno. No se me ocurre que la gente que va a Villa Hortensia quiera volver al Palacio Municipal a realizar sus trámites.



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