| miércoles, 01 de octubre de 2003 | Cuando jugar ejercita la memoria La actividad lúdica como herramienta para despertar los sentidos y restablecer lazos María Laura Favarel / La Capital "No me acuerdo dónde dejé los lentes...", "¿Habré cerrado el gas?", "¿desenchufé la plancha?" "¡Uy! no encuentro las llaves ¿dónde las habré puesto? Estas frases son frecuentes entre quienes comienzan a perder la memoria, un proceso natural que sucede con el paso de los años. Esta función, como los músculos, necesita ejercicios para mantenerse en forma. Un grupo de psicólogas proponen mantenerla "al día" a través del juego.
Por primera vez este año se puso en marcha el taller de memoria a través del juego en "Utopías", Universidad para la Tercera Edad, que funciona en la Escuela Municipal de Danzas.
El primer día del taller los participantes se asoman tímidamente al aula. Allí van a jugar y aprender. Se sientan silenciosos. Llegan cargados de prejuicios, avergonzados de sus olvidos. Creen que difícilmente conseguirán recordar como lo hacían antes. Se sienten disminuidos ante sus nietos y se retraen. Al finalizar el curso, que dura un cuatrimestre, la situación es otra. Hacen sopas de letras con velocidad, tienen nuevos amigos, van juntos a tomar café, se divierten y hasta obtienen un diploma.
De esta forma la actividad cobra un fuerte sentido socializador. Los juegos despiertan el entusiasmo, las ganas de reír, de compartir. Quiebra las inhibiciones y desaparecen las distancias. De pronto, dos personas que no se conocían deben compartir una situación inventada que los obligará a relacionarse. Así, el grupo de adultos enfrenta el fantasma de la soledad.
El espacio común, el punto de reunión y el comprobar que "pueden" volver a aprender refuerza la autoestima, se recrean los lazos de amistad y familiares. "El apoyo mutuo entre los participantes ayuda a superar el duelo y la etapa del nido vacío", comentó María Rosa Moscoso, una de las coordinadoras del taller.
"La alegría es un síntoma que demuestra comienzan a recuperar la memoria", explicó Patricia Di Giuseppe, a cargo de la actividad. A partir de ese hecho se sienten más integrados en la familia y comienzan a compartir con sus pares. Sobre todo se sienten útiles. Esto les abre la puerta para generar proyectos y hacer planes en función de la vida.
Diez minutos diarios Con diez minutos diarios de sopas de letras o de series numéricas se puede mantener la memoria en ejercicio. El curso comprende una parte teórica y otra práctica, que son los juegos.
Con la idea de que se conozcan pronto y por el nombre, en una de las primeras clases llevan fotos, que luego se mezclan en una caja. Acto seguido cada uno tomará una y deberá identificarlo.
Otra de las actividades consiste en un paseo por la plaza. De regreso deberán describir lo que vieron, oyeron y sintieron. "De esta manera intentamos que recuperen los sentidos y transmitir la experiencia vivida", comentó Di Giuseppe. "También se pone en juego la concentración. En la vejez existen dificultades para organizar los datos y por eso cuesta más evocarlos. Esto explica que lo más olvidado sea la información reciente, mientras se mantienen vivos los recuerdos más lejanos", aclaró Moscoso.
La memorización de poemas, la escritura y el recitado son otros ejercicios que ayudan a organizar los recuerdos y despiertan la sensibilidad.
Pero no todo es recordar. "Muchas veces les aconsejamos que hagan una limpieza mental, porque el olvido también es importante. Hay sucesos del pasado que es necesario olvidar y que impiden guardar recuerdos que sí son útiles para focalizar lo que relamente es importante", explicó Di Giuseppe. De esta manera el taller, que comenzará el miércoles próximo, apunta a que los integrantes superen acontecimientos negativos del pasado. Los interesados podrán comunicarse al teléfono 4802541. enviar nota por e-mail | | |