IP: segregación por mano propia

Las exigencias que plantea la nueva normativa europea sobre etiquetado de productos que puedan contener organismos genéticamente modificados es rechazada por toda la cadena comercial argentina. Pero un tema que se emparenta, y que va más allá de las chicanas comerciales, es el de la Identidad Preservada (IP), las estrategias de segregación con el objetivo de comercializar productos de calidades diferenciadas.

En Argentina hay experiencias al respecto, con productos orgánicos, maíz no transgénico o algunas especialidades. La diferencia, claro está, es que el mayor costo que implica el proceso de certificación, trazabilidad y segregación tiene su compensación en un mayor precio.

Aún así, el tema es incipiente en el país. Para Guillermo Bernaudo, productor de Aacrea, "sin segregación no a haber segunda generación de biotecnología" ya que se trata de, al final del camino, ofrecer al mercado productos diferenciados.

Juan Kiekebusch, de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), señaló que "la industria semillera ya se mueve con identidad preservada, el desafío es llevarla a toda la cadena". En Estados Unidos, comentó, "las empresas lo están haciendo porque lo piensan usar como herramienta de competitividad". Para Doug Hard, de la empresa Renessen, la IP es una herramienta que "crea valor en el campo" en tanto y en cuanto se traspasa al consumidor. Sin embargo, admitió que "hay niveles de complejidad en su implementación y una importante suba de costos". Puso el caso de un maíz con alto contenido en aceite: "Es muy complejo garantizar que no se fugue al resto de la cadena y asegurar su trazabilidad desde el campo hasta el consumidor, quizás a miles de kilómetros", señaló y agregó que "el desafío de la IP es hoy tan grande como lo fue entender la biotecnología hace 20 años".