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 domingo, 06 de julio de 2003

Las empresas esperan un semestre mejor y consideran que la actividad interna será la clave
Producción: Cuando el año comienza a mitad de año
Directivos de empresas líderes de la región coinciden en que la reactivación no se sostendrá en el tiempo sin la realización de las reformas pendientes

Patricia Martino / La Capital

Llegó julio y comenzó el segundo semestre del año. Aquellos primeros seis meses del 2003 ya quedaron atrás y el camino que resta recorrer para el nuevo año se presenta "un poco" diferente para las empresas de la región. Algunos sectores sostienen que "recién ahora" comienza el 2003 y advierten que la llegada del nuevo gobierno y la consolidación de la continuidad democrática favorecerá la actividad.

Tras la devaluación las exportaciones se convirtieron en el tesoro más preciado por las empresas. Todos los sectores muestran su interés, como nunca, en hacer llegar sus productos a los diferentes mercados del mundo, principalmente por las dificultades para acceder al castigado mercado interno. Si bien muchas de las empresas ya contaban con infraestructura para exportar, el ventajoso tipo de cambio las sedujo para concentrar todas sus fuerzas en este sentido.

Luego llegó el 2003 y el comentario recurrente de los empresarios era que para tomar decisiones de fondo e implementar cambios había que esperar hasta que asuma el nuevo gobierno y "ver que pasa". Ahora, con las flamantes autoridades en función, el principal objetivo de las empresas es recuperar el mercado interno. Para que eso ocurra -aseguran los empresarios- el consumidor debe recuperar la confianza y también el poder adquisitivo.

El principal desafío del segundo semestre del año parece sintetizarse en que "la razón de existir de una industria es el mercado interno y que la recuperación económica llegará de la mano de este sector". Además, la idea que sobrevuela en el aire es que la estabilidad institucional que se consiguió con la continuidad democrática deberá traducirse en la estabilidad de las variables económicas. Para conocer en profundidad el escenario que las empresas avizoran para los meses restantes del 2003 La Capital consultó a algunas compañías con fuerte presencia en la región.


Tractores a pleno
Aldo Torriglia, director de John Deere, sostiene que desde fines del año pasado la demanda está firme y prevé un 25% de aumento en la producción para el resto del año. "La fábrica trabaja a pleno y calculamos que para el 2004 fabricaremos 11 mil motores, actualmente la producción es de 8.700 mil motores", señaló Torriglia. La empresa esperaba un crecimiento pero no tan marcado y supone que la demanda se mantendrá firme debido a las buenas cosechas.

La planta de Baigorria de John Deere produce motores que van a Brasil y vuelven al país en tractores y cosechadoras.

Al analizar más en profundidad los probables escenarios para el futuro el directivo apunta a que esta recuperación se va ir agotando si no se realizan reformas estructurales y reaparece el crédito. "El gobierno debe anunciar un plan económico que hasta el momento no ha hecho. No hubo definiciones importantes, está todo pendiente y estamos esperando ver qué pasa. Como están las cosas hasta el año que viene la demanda del sector agropecuario va a seguir firme, pero se empiezan a agotar los tiempos", advierte Torriglia.

En tanto, Alberto García Carmona, director de General Motors, destacó que Argentina tiene que reconstruir su confianza y tiene que ser predecible y coherente tanto en su comportamiento democrático como económico. "Como estos cambios se producen a mitad de año no esperamos muchos sorpresas, tenemos buenas expectativas pero no vemos que habrá una gran reactivación", señaló el empresario.

Sin embargo, General Motors estima que este año terminará mejor que el 2002, teniendo en cuenta que desde hace dos años la automotriz reorientó su producción considerando un mercado más chico al planificado con anterioridad. Ahora sus principales clientes están en el exterior, es decir casi el 80% de su producción. No obstante, García Carmona sostiene que se debe recuperar el mercado interno. "En las mejores épocas, con una producción de 500 mil autos, las exportaciones eran del 50%, lo fundamental es recuperar el mercado interno", advirtió.

Con tono de reclamo, el titular de la firma aseguró que están al límite de la competitividad porque los reintegros por exportaciones no se liquidan en forma normal y eso retrasa el crecimiento de la empresa. En ese sentido, destacó que al sector automotor lo comprende las generales de la ley y todo tiene que ver con la situación que vive el país.


El acero espera
Por su parte, Gustavo Pitaluga, de Acindar, coincide con que en la segunda mitad del año no se verán grandes cambios pero prevé un crecimiento en el mercado interno y un buen ritmo de exportación. "En términos generales no estamos viendo nada excepcional que favorezca una caída o un repunte monstruoso", indicó. Aunque Pitaluga remarcó el repunte del mercado interno, considera que todavía no puede hablarse de un crecimiento sostenido. La empresa no prevé ninguna medida en particular para este segundo semestre, sólo continuar con las inversiones para el mantenimiento tecnológico de su planta en Villa Constitución. Para Acindar la llegada del nuevo gobierno no significa, por el momento, cambio alguno y la presentación de un nuevo escenario se vislumbra algo lejana.


Desde otra perspectiva
Una realidad distinta es la que viven la industria frigorífica. Quickfood, con planta en San Jorge, espera ansiosamente que se distribuyan los cupos de la cuota Hilton para exportar a la Unión Europea y de esa forma comenzar el año agrícola que va del 1º de julio de 2003 al 30 de junio de 2004.

Luis Miguel Bameule, presidente de la empresa, explicó que cuando esté adjudicada la cuota el frigorífico trabajará a su máximo nivel, no obstante aclaró que la planta de Santa Fe ya está en su plena capacidad. "Es de destacar que ha tenido muy pocos momentos de inactividad, es una planta que se adapta. En épocas en que la exportación estaba cerrada por el cierre de los mercados la planta de San Jorge siguió trabajando a pleno", precisó el empresario. "Nuestra producción está repartida entre el consumo interno y la exportación y eso nos permite operar en ambos mercados sin grandes contratiempos", agregó.

En San Jorge se procesan entre 12 mil y 13 mil cabezas de ganado mensuales y el máximo de su capacidad pasa por unos 500 animales diarios que se procesan íntegramente.

"El proyecto de todo empresario es crecer, obviamente estos son tiempos difíciles porque no existe un mercado de crédito y la industria se tiene que desenvolver sola pero siempre tenemos proyectos en mente", señaló Bameule. Además agregó que sería de suma importancia que el nuevo gobierno proponga medidas económicas que den señales favorables y trabaje para recuperar los mercados perdidos o conseguir a los que todavía no se había accedido.

"Argentina tiene una aptitud muy natural hacía la ganadería, cuenta con mucha carga de naturaleza y eso hace que su producción tenga valor. En el mundo lo valoran pero tenemos que solucionar las dificultades de acceso no sólo por razones sanitarias sino por cuestiones arancelarias. Hay una enorme cantidad de barreras que impiden el acceso más fluido de nuestra exportación", señaló el titular de Quickfood.

Del otro lado de la vereda de los empresarios está el gobierno que debe enfrentarse al escenario adverso que vive la Argentina y dar soluciones de fondo para revertir esa situación. Teniendo en cuenta la importancia del sector exportador, el secretario de Industria, Alberto Dumont, sostiene que el Estado acompañará los esfuerzos del sector privado para incrementar las exportaciones, y puntualizó que mejorará con reformas impositivas la competitividad del sector, con el objetivo de duplicar los envíos al exterior en el mediano plazo.

"Para que se dupliquen las exportaciones el Estado debe mejorar las condiciones de competitividad", aseguró Dumont y agregó que para eso se pueden "afectar algunos impuestos, sobre la base de las restricciones existentes".

Para el secretario, las importaciones de Brasil no llegaron a niveles preocupantes por la estabilización y caída del tipo de cambio, y no hay un situación crítica para ninguna industria nacional. Incluso el funcionario apuntó que algunas importaciones de Brasil son necesarias para producir en el país.

Respecto del precio del dólar, Dumont sostuvo que es obvio que la política cambiaria deberá incorporar la política exportadora, pero añadió que eso implica también mirar la relación con el tipo de cambio del resto de las regiones a las que exportamos.

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Los empresarios quieren reconstruir la confianza.

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