| miércoles, 02 de julio de 2003 | Se incenció el Museo Angel Gallardo y parte de la Facultad de Derecho Un grave incendio se desató ayer a las 13.30 en el centenario edificio de la Facultad de Derecho, ubicado entre Balcarce, Moreno, Córdoba y Santa Fe. El fuego no causó víctimas, pero destruyó parte de las instalaciones universitarias y devoró el Museo de Ciencias Naturales Angel Gallardo, donde ya se estimaba como perdido el 80 % de la colección, con ejemplares de fauna únicos en Sudamérica. El incendio pudo ser controlado recién después de tres horas de intenso trabajo de los Bomberos Zapadores y Voluntarios de Rosario, a los que se fueron sumando dotaciones de localidades vecinas. Aunque las causas del siniestro se conocerán tras los peritajes oficiales, en voz baja los miembros del operativo apuntaban a las bombas de estruendo detonadas un rato antes en la marcha de la intersindical estatal (ver página 7). Y no faltaron testimonios sobre el lanzamiento de bombas con morteros desde la misma vereda e incluso del techo de la facultad. Anoche el propio gobernador Carlos Reutemann recorrió consternado el edificio junto a otras autoridades y prometió ayuda para la reconstrucción. El siniestro ya generó la apertura de dos causas judiciales.
Una de las investigaciones está a cargo del juez federal Omar Digerónimo, quien anoche inspeccionó el lugar. Aunque todavía no había caratulado el expediente, analizaba datos de la Policía Federal y sobre todo versiones sobre el origen del fuego, para lo que prometió citar a los testigos. La otra recayó en la Justicia de Faltas, donde el magistrado Osvaldo Alzugaray analizaba un sumario de la comisaría 2ª por uso de pirotecnia "que puso en riesgo la integridad de las personas", durante la marcha estatal.
La Intersindical también dijo presente. En un comunicado, expresó su "profunda inquietud" por el incendio y lamentó "que se utilice interesadamente" la proximidad temporal de la marcha con el fuego para "descalificar un legítimo reclamo". Los gremios también ofrecieron aportar testimonios a la Justicia.
La crónica de un día funesto
El fuego se inició por Moreno, más precisamente sobre la cubierta exterior del techo, revestida de cinc pero con estructura de madera. De inmediato empezó el desalojo de la facultad y el Normal 2, donde a esa hora había 700 chicos.
Quince minutos después de que se desatara el incendio en el edificio —de 1889 y declarado Monumento Histórico Nacional— ya se veían las llamas que avanzaban desde Moreno hacia Santa Fe, inflamadas por el viento que, según los bomberos, conspiró contra el control del siniestro.
Habían llegado al lugar tres dotaciones de bomberos rosarinos con sólo una escalera para acceder al edificio y el director de Defensa Civil, Marcos Escajadillo, aseguró que para entonces "el operativo estaba en marcha". Es decir, ya se había convocado a todas las reparticiones de emergencia y seguridad, y lanzado el SOS a los bomberos de localidades vecinas.
A lo largo de la hora siguiente todo fue un caos, generado por el humo, el fuego que se había desplazado por Santa Fe y varios centenares de personas que coparon la plaza. Más dotaciones fueron llegando desde Pérez, San Lorenzo, Villa Gobernador Gálvez y Capitán Bermúdez, después de sortear una congestión de tránsito.
En total en el lugar hubo 11 autobombas de bomberos, más otra de Prefectura Naval, y varias cubas de Aguas Provinciales. Aunque oficialmente Defensa Civil dijo que no faltó material, personal de las dotaciones admitía sotto voce que las autobombas y la presión de agua fueron escasas.
La policía había vallado la plaza para que la gente no avanzara, pero los desbordes fueron moneda común pese a los riesgos de derrumbe que aumentaban minuto a minuto. Ambulancias, efectivos de la Guardia de Infantería, equipos de rescate y unidades de apoyo de todas las fuerzas municipales y de seguridad completaban una escena de pandemónium.
El operativo estuvo a cargo de la plana mayor de la Unidad Regional II, los comisarios mayores Luis Pogliese y Luis Selak, y del jefe de los Bomberos Zapadores, el comisario inspector Rubén Palavecino. Cuando, hacia las 17, ya se consideraba frenado el fuego, Selak afirmó que los daños eran "muy cuantiosos", pero destacó la inexistencia de víctimas.
Entre los que parecían no tener consuelo estaban el vicegobernador de Santa Fe, Marcelo Muniagurria, quien parado ante el edificio donde hace años estudió agronomía dijo "estar de luto", y el rector de la Universidad Nacional de Rosario, Ricardo Suárez. El funcionario recorrió una y cien veces las dos cuadras más afectadas por el fuego (Moreno y Santa Fe) y recordó que de los 2.500.000 dólares gastados en restaurar el ex Palacio de Tribunales por lo menos la mitad ya estaba perdido. Por la noche, Reutemann le prometió ayuda y gestiones ante la Nación para reconstruir el edificio.
Otro desencajado fue el decano de Derecho, Ricardo Silberstein, que libró una batalla junto al personal y estudiantes de la facultad para salvar desde adentro lo que se pudiera y anunció la presentación de una denuncia penal. Muebles, expedientes, computadoras, libros y papeles circularon por pasamanos de incansables alumnos hasta el bar Rock & Feller’s y el Normal 2, adonde no llegó el fuego.
En cambio, quedó casi destruido el patrimonio del museo, así como la mayoría de sus vitrinas, el laboratorio recién equipado y las salas de exposición. "Hay que empezar de nuevo", murmuró su directora, Margarita Díaz de Feriolli. Y Derecho perdió su aula virtual, la Escuela de Graduados, Bedelía, Alumnado y otras oficinas de la facultad.
Las versiones
Aunque habrá que esperar el resultado de los peritajes, que continuarán hoy a cargo de los Zapadores y la Policía Federal, la versión que circuló con más fuerza sobre el origen del incendio apuntó a las bombas de estruendo de la movilización estatal. La mayoría de los relatos fueron en off y corrieron por cuenta de estudiantes y bomberos e incluso habrían encontrado eco en el juez Digerónimo.
El propio decano relató a La Capital que los alumnos dijeron haber visto detonar materiales explosivos no sólo a metros de la pared del edificio por Moreno, sino también desde los techos de la facultad. Y la policía secuestró un mortero (lanzador de bombas de estruendo) en el sector donde se originó el fuego. Sin embargo, Selak no arriesgó ninguna hipótesis y Palavecino dijo que se investigarán todas las posibilidades, "desde un incendio accidental hasta intencional".
Al respecto, el ministro de Gobierno provincial, Carlos Carranza, afirmó que "será la Justicia la encargada de profundizar la investigación y detectar cuál fue la causa" del siniestro. Para él, los daños fueron "gravísimos".
Un hecho que enrareció aún más el clima fue una amenaza de bomba que se recibió en la facultad por la mañana, aunque no se halló nada en el lugar. Desde la Policía Federal, una fuente de alto nivel (que pidió reserva de identidad) descartó "rotundamente" cualquier rela enviar nota por e-mail | | Fotos | | Las llamas fueron impiadosas con el edificio. | | |