| miércoles, 02 de julio de 2003 | En llamas. El aula virtual y animales embalsamados quedaron consumidos Estiman que las pérdidas en Derecho superan los cinco millones de pesos El fuego se llevó también el 80 por ciento del Museo de Ciencias Naturales. Alumnos y autoridades, conmovidos "La facultad quedó como si la hubieran bombardeado". Así de gráfico y contundente, fue el ex decano de la Facultad de Derecho, Daniel Erbetta, al reseñar los daños que el incendio de ayer produjo sobre esa casa de estudios. Se calcula que las pérdidas tienen un piso de 5 millones de pesos, aunque para la comunidad de la casa de estudios el efecto moral es "incalculable". Cerca de la mitad del edificio terminó consumido por las llamas, es decir que el siniestro también alcanzó al Museo de Ciencias Naturales Angel Gallardo que fue afectado en un 80 por ciento.
Cuando las llamas ya se habían sofocado y mientras todavía ardían algunas brasas, cerca de las 19 de ayer, las autoridades de la facultad, junto con la policía y algunos estudiantes entraron a las dependencias para poder realizar una evaluación de las pérdidas in situ.
Se calcula que se quemó alrededor del 50 por ciento del edificio, entre las instalaciones universitarias y las que corresponden a la sala de exposiciones provincial.
Un consejero estudiantil le dijo a La Capital que "fundamentalmente se trataron de salvar los insumos de informática", colocándolos en un lugar "seguro". El joven relató que estuvo "viendo el ala de calle Santa Fe que quedó muy mal". En efecto, los sectores del centenario edificio alcanzados por las llamas ocupan dos plantas en la "L" que se forma en la intersección de Moreno y Santa Fe.
La mayoría de los sectores ubicados sobre esta última arteria terminaron destruidos, aunque ciertos espacios de planta baja zafaron: se trata de sitios donde se almacenaba parte de la información sobre el alumnado y que contenían computadoras. En tanto, por esos corredores habría más de 15 salones afectados.
Sin embargo, según el decano de Derecho, Ricardo Silverstein, consideró "relativo hablar de un 40 ó 50 por ciento de pérdidas, porque si los daños se evalúan desde el punto de vista cualitativo, el perjuicio es muchísimo mayor".
Es que para colmo fueron deteriorados los lugares donde se hicieron las últimas remodelaciones.
Para estimar las pérdidas, "hay que partir de la base de que la remodelación de los viejos techos del inmueble costó 1.800.000 dólares -en tiempos de la convertibilidad- y se vino abajo la mitad", sostuvo Silberstein. Para hacer los trabajos se habían utilizado materiales importados de alta calidad al ser el edificio monumento histórico.
Pero la magnitud del siniestro fue aún mayor. El aula virtual (también conocida como multimedia), reciclada en 1998, prácticamente desapareció. "Acá no se trata de remodelar los sectores afectados, sino de reconstruirlos", comentó Silberstein, al recordar una y otra vez que el fuego devoró parte de la "mayor inversión" que fue haciéndose por etapas desde casi 10 años a esta parte.
Entre otras cosas, ya no existe más el área destinada a la Escuela de Graduados, una parte de Alumnado, además de fotocopiadoras y computadoras.
No obstante, quedó el aliciente de haber podido recuperar "el corazón de la facultad que son los archivos, afortunadamente grabados en disquetes", agregó.
Luciano Oliva (20), un alumno de Derecho, estaba conmocionado. Había visto "los techos caídos" sobre Moreno. Estaba dolido igual que Silberstein quien, incluso, llegó a quebrarse. "Derecho ha dado generaciones de abogados, alumnos, jueces, diputados, senadores y gente que aportó mucho a la Argentina; es impresionante ver que todo se destruya en 40 minutos", remarcó.
En cuanto al museo, se estimó que el 80 por ciento fue dañado. Algunos ejemplares embalsamados lograron rescatarse gracias a la valentía de empleados.
No obstante, parte del laboratorio en el que el gobierno provincial invirtió unos 20 mil pesos, se incendió. Desaparecieron microscopios de última generación y "los animales que más les gustaban a los chicos como el dromedario y el bizonte", dijo el guía didáctico, Pablo Vronkovich.
Lo que no llegó a quemarse, se deterioró por el calor o el agua de las autobombas. Las vitrinas estallaron y se perdieron talleres de mantenimiento, ordenadores y la biblioteca. El cielorraso caía envuelto en llamas.
Entre las destrucciones figura fauna en vía de extinción como el yaguareté o el aguará guazú. Aunque, pudieron rescatarse un puerco espín, un casuario y una tortuga marina. También, se cree que el laboratorio de taxidermia aún estaría en pie. enviar nota por e-mail | | |