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 lunes, 30 de junio de 2003

River, campeón del Clausura

La suerte del campeón. Eso, y un poco más, fue lo que tuvo ayer River Plate para ganarle por un mentiroso 2-0 a Olimpo y abrazarse a su título número 31 en el ámbito local. River paseaba una imagen deshilachada por Bahía Blanca y parecía conformarse con el empate sin goles al que se encaminaba. Pero una jugada de otro partido de Víctor Zapata, a diez minutos del final, y una entrada goleadora de Diego Barrado, a los 41, le dieron el triunfo y la posterior celebración.

Olimpo resultó un rival más que difícil para el flamante campeón y la distancia de dos goles resultó exagerada por donde quiera mirarse. Pero, también es justo decirlo, River se constituyó en un justo ganador del campeonato, más allá de todas las dificultades que le creó este dignísimo Olimpo y demostró a todo el país las razones que lo sustentan en primera.

A lo largo del desarrollo, Olimpo incluso superó a River en el juego y hasta erigió a Franco Costanzo en el jugador más relevante de la cancha.

River Plate se encontró con un rival y una cancha complicada de entrada nomás. Olimpo, ayudado por la estrechez y los desniveles de su terreno de juego, le planteó un partido cerrado, trabado y lleno de fricciones.

El equipo local se paró con dos líneas de cuatro y a River le resultó poco menos que imposible llegar con claridad al arco rival. De hecho, su jugada más peligrosa fue consecuencia de un córner de Andrés D'Alessandro y un cabezazo de Esteban Fuertes que picó junto a la base del palo derecho y se fue, a los veintidos minutos.

Olimpo lo respetó a River, pero estuvo lejos, muy lejos de temerle. Porque los dirigidos por Julio César Falcioni intentaron lastimar al puntero todas las veces que pudieron.

A partir de la presión que ejerció en la mitad de la cancha, Olimpo hizo que River cometiera varios errores en el fondo. Uno de ellos ocurrió a los 23 minutos. Matías Lequi dio mal un pase, Horacio Ameli y Ariel Garcé no se entendieron y Costanzo llegó a tapar con lo justo la entrada amenazante de Silvio Carrario.

En otro descuido defensivo de River, a los treinta, Costanzo atajó un remate alto del movedizo Cristian Castillo. Los millonarios recién volvieron a inquietar sobre los treinta y cinco ¿La fórmula? D'Alessandro habilitó a Luis González y Lucho sacó un disparo a la carrera que pasó cerquita del palo derecho.

Entre los 37' y 42', Gabriel Brazenas debió parar el juego porque en las plateas partidarios de ambos equipos se tomaron a gol-

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Una montaña de felicidad millonaria.

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