Año CXXXVI
 Nº 49.873
Rosario,
domingo  15 de
junio de 2003
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Seguridad
Clima tenso pero sin batallas
Igual, el operativo no estuvo bien organizado. Hizo agua al final pero no hubo choque de barras

Rodolfo Montes / La Capital

Hubo clima tenso en el barrio de Mataderos. Las eternas amenazas de las hinchadas enemigas, las cuentas sin saldar de alguna pelea que no se olvida y el valor vital de los puntos en juego dentro de la cancha fueron los ingredientes con que se armó el partido. Para colmo, la pelota que se pone a rodar justo cuando el escaso sol de tarde porteña se retira, y llega la noche.
Los canallas igual llegaron hasta el lejano barrio porteño para alentar, soñar y después gozar con un triunfo cómodo con el que se despidieron del temido descenso. Eso sí, hubo cuidados especiales. En especial en la actitud precavida de cada uno de los mil quinientos hinchas auriazules, que no se dejaron tentar por ninguna provocación. La tarea policial, en cambio, tuvo sus fallas. El suboficial escribiente Alberto Fernández le dijo a La Capital, a las 5 de la tarde, que la Brigada de Investigaciones Especiales -a la que pertenece- tenía por objeto realizar un prolijo y exhaustivo cacheo a todos. "Para detectar pirotecnia y elementos contundentes", dijo. Sin embargo, promediando el segundo tiempo la hinchada local hizo un verdadero show de fuegos artificiales. ¿Y el cacheo?
Fue para los visitantes. Luis Drueta y su hijo Pablo de 20 años, hinchas de Central, llegaron hasta Mataderos desde Rosario, y después del último control policial dijeron: "Llegamos bien, lo único molesto es que nos palparon cinco veces". A punto de ingresar a la popular visitante Irma Cantero, de 48 años del barrio de Fisherton, con la camiseta de Central puesta comentó: "No le tengo miedo a Chicago, ya pasé por tantas... Vengo a la cancha desde los 4 años. Iba a la tribuna de mujeres en la cancha vieja de Central, detrás del arco que da a Regatas".
Adentro de la cancha y con el partido en marcha, los locales marcaron más fuerte el clima hostil hacia Central, sobre todo a medida que el resultado tomaba su rumbo inexorable. "El que no salta es de Central" o "de Mataderos no se van", gritó tres cuartas partes del estadio. Pero, según la información que obtuvo Ovación, las amenazas no se habrían concretado y todo terminó sin violencia física. Aunque la policía, otra vez, volvió a fallar en el final. El llamado "Operativo de Seguridad" mostró que la policía hizo agua cuando faltaban pocos minutos para el final del juego. Los simpatizantes locales debían "permanecer en sus lugares por quince minutos", según avisó la voz del estadio. Pero oh! Sorpresa, una buena parte de la barra brava local salió antes e hizo un amague en las inmediaciones de ir al choque con los canallas.
Ese encuentro no se concretó. Y todo el mundo volvió sano a su casa. Central ganó en Mataderos y, por suerte, la única batalla fue futbolera y dentro del campo de juego.


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