Carlos Bilardo y Miguel Angel Russo son técnicos que apuestan al trabajo, pero esto no implica que no tengan cábalas. Las tienen. Y varias. Aunque siempre opten por desestimarlas para que no se crea que basan su profesión en algo tan ínfimo, ellos utilizan determinadas cuestiones para incrementar su confianza. Y con estas cosas hacen un aporte al color de un partido, más al tratarse de un cotejo como el de ayer en el que hubo poco y nada para destacar. La previa del choque entre pincharratas y canallas giró en torno a si Russo y Bilardo se saludarían, lo que a priori era una fija porque se trata de dos personas que son amigas y tienen muchas vivencias en común. Pero el Narigón aportó todo un dato para que la atención estuviera centrada en la salida de ambos técnicos a la cancha. Es que el entrenador anfitrión se comunicó con el DT auriazul para avisarle que no iba a dejarse saludar en la cancha antes del partido porque no quería que le pasara lo mismo que le sucedió a Ruggeri en el Gigante. "Vos fuiste hasta el banco, lo saludaste y después le ganaste. Yo no voy a dejar que me hagas lo mismo", le advirtió el técnico campeón del mundo a uno de sus discípulos. "Pero Carlos, cómo no te voy a saludar, no jodamos", fue la respuesta lacónica de Russo, creando el suspenso. Ayer a la mañana, en el hotel Corregidor, varios se acercaron a Russo para preguntarle si finalmente lo iba a saludar a Bilardo. "Dejá, es tan obsesivo que es capaz de salir corriendo por el costado y hacemos un papelón delante de la gente. Por ahí lo mando a Gottardi para que lo salude y listo", comentó risueño el conductor centralista. Central salió en primer lugar al campo de juego y Russo se fue rápidamente a sentar en su banco, acompañado por el cerrado aplauso de los plateístas ubicados detrás del espacio destinado a los suplentes visitantes. Cuando salió Estudiantes, todos los ojos estuvieron puestos en el banco de Central, esperando que saliera el técnico canalla o su ayudante de campo. En tanto Bilardo miraba con disimulo hacia ese sector, como temiendo ser víctima de una sorpresa. Pero no sucedió. Cuando concluyó el suplicio del empate, Russo encaró hacia el sector donde estaba Bilardo, pero como al legendario DT le estaban haciendo entrevistas para la televisión, ahí nomás hizo un pequeño giro y se metió a la manga. No obstante este forzado desencuentro, Russo hizo jugar a su equipo con la misma camiseta alternativa que estrenó ante Independiente, al tiempo que como sucediera en ese encuentro ingresó vestido con la camisa blanca y campera de cuero, la que se sacó en el entretiempo, antes de que Central convirtiera los dos goles al equipo del Cabezón. Ayer en cambio, pese al frío, la campera se la sacó en el primer tiempo, pero los goles y la victoria no llegaron.
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