El clima de agitación social se intensifica día a día en la capital provincial, principalmente en los barrios afectados por el desastre hídrico, tanto por la forma en que se materializa la distribución de las cajas de alimentos así como la entrega de subsidios para los damnificados.
El dato se pudo comprobar en la indignación que exteriorizó la densa columna de vecinos de barrios afectados, integrada por gente de clase media que por primera vez salieron a la calle para reclamar por una situación prácticamente insostenible.
"No somos gente de pedir un par de zapatillas o una manta para taparnos, somos trabajadores, y si estos están acá -por los funcionarios- es gracias a los impuestos que pagamos", gritaba Eduardo Soto del barrio Santa Rosa de Lima mientras una vecina con rostro desencajado exigía que nos "devuelvan lo nuestro", mientras agitaba una bandera. A Pedro Otero de Barrio Roma, un desocupado por culpa de la inundación, no le alcanzaba la voz para hacer conocer a todo el mundo su drama. "Trabajé por más de 40 años y ahora nos quedamos sin nada, por eso el gobierno nos debe dar la solución porque no nos conformarán con un kilo de polenta. Queremos una respuesta inmediata, que debieron tomar hace veinte días", destacó.
"Hay gente que no recibió ni un colchón ni una frazada. Esto no puede seguir así, y la única solución es que se le de a cada uno un subsidio para poder comprar lo esencial, y esto no se puede lograr si nadie tiene un peso en el bolsillo", afirmó Eugenio Acosta, de la Federación de Vecinales. "Algunos no tienen camas, a otros le falta un ropero o un placar y hay gente que perdió todo. Si no les dan nada, no pueden regresar a su casa", sostuvo.
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La Ciudad
