Marcelo Minichetti / La Capital
**** Intérpretes: Jorge Coulón, Horacio Durán, Marcelo Coulón, Efrén Viera, Daniel Cantillana, Cristian González, Manuel Meriño y Juan Flores. Género: Música popular latinoamericana. Sala: Teatro Lavardén Con el concierto del jueves último en la sala Lavardén, el octeto chileno Inti Illimani ofreció una acabada prueba de cómo se debe presentar un show de música popular. El conjunto que en los 70 encarnó el espíritu de las luchas sociales de Latinoamérica regresó a Rosario para desterrar fantasmas y reafirmar su planteo artístico. "Casi siempre la raíz popular es elegante", dijo Jorge Coulon, el líder de la banda, y trascartón ofreció las pruebas al canto que corroboraron esa afirmación. A treinta años de su última visita a Rosario, el conjunto ofreció un repertorio panamericanista, comprometido no sólo con la realidad sino también con las obras populares que reflejan los orígenes culturales de los países del centro y sur del continente. El concierto se inició con un tema instrumental, "Caro Nino", que preanunció un show de marca mayor. Luego los artistas cantaron "Juanito Laguna remonta un barrilete" y las voces limpiaron las telarañas de la memoria. El excelente show, sin fisuras, reveló justas dosis de memoria y esperanza, que se tradujeron en el repertorio elegido. "Que no seamos estatuas de sal y que no nos hagan creer que la esperanza no existe", dijo Coulon al anunciar las canciones del nuevo álbum del conjunto, "Lugares comunes". Sin embargo, al escuchar a los músicos se descubre que si hay algo que caracteriza a este excelso grupo de instrumentistas y cantantes, es su total alejamiento de lo trillado y de las poses a las que son tan afectos muchos grupos de música popular. Las reflexiones profundas afloraron con temas como "El surco", "Quemando el sol arriba" y "Vino del mar" y la fuerza del repertorio popular golpeó con "K'pac chunchu", "San Juanito" y "Tinku". La gran musicalidad del grupo, que suena como una verdadera orquesta andina, se reveló en obras como "A la caza del ñandú" y "Tarantella", un tema compuesto en homenaje a Italia, país donde los músicos pasaron varios años del exilio. La composición se inicia con sonidos típicamente mediterráneos para virar, casi imperceptiblemente, hacia los ritmos andinos. Esa capacidad de fusión de géneros y mezcla de geografías musicales es una de las virtudes valorables de los músicos chilenos. El final de la excelente demostración de música popular latinoamericana sumó dos notables versiones: "Cándido Portinari" y "La fiesta de San Benito", que cerraron la función. El público, de pie, saludó un regreso que fue tan brillante como demorado.
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