Año CXXXVI
 Nº 49.865
Rosario,
sábado  07 de
junio de 2003
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El artista presenta "Mugre" en el Auditorio Fundación hoy y mañana
Fernando Peña: "Si lo que hago resulta odioso, está lejos de mi alcance evitarlo"
El actor contó por qué prefiere no definir su trabajo como un espectáculo sino como una manifestación

Rodolfo Bella / La Capital

Fernando Peña muestra "Mugre", su nuevo trabajo, hoy y mañana, a las 21.30, en el Auditorio Fundación Astengo, Mitre 754. El actor contó a Escenario que está muy lejos de aceptar límites de ninguna naturaleza y que no pretende dejar mensajes, hacer denuncias ni creer en la esperanza. "Cuando pensamos que hay esperanza, es cuando estamos peor", opinó el actor.
-¿Qué mostrás en "Mugre"?
-Trata de la miseria humana, de lo infelices que somos; de reírnos de eso de "quiero tener una vida linda". Me parece que es algo que está muy fuera del control de cualquiera. Uno tiene la estúpida presunción de que está decidiendo su vida.
-Muchos encuentran alguna esperanza con el nuevo presidente...
-No, pero no tiene nada que ver. Este presidente está perdido también como todo ser humano. Hablo de algo mucho más esencial que cotidiano. No está relacionado con el presidente que nos toca, sino con lo patético que es vivir. Creo que la esperanza es la prueba fiel de que estamos peor que nunca: si hay esperanza es porque realmente estás mal.
-En el caso de que existiese una "vida linda", ¿cómo sería para vos?
-La vida se convierte en linda cuando uno baja las defensas y aprende a aceptar la inmediatez de los segundos. La vida se convierte en una porquería cuando uno piensa que las cosas le pueden durar diez años, y en hermosa, o al menos llevadera, cuando está abierto a que a la felicidad le puede suceder la desdicha inmediata.
-¿Recordarles esas cosas a la gente te convierte en un personaje odioso?
-Yo no hago las obras pensando en qué puede sucederle a la gente. La gente no es para nada mí un punto de partida. Con esto no quiero decir que me importe un carajo. Quiero decir que si me pusiera a pensar en lo que les pasa a cada una de las personas que tengo delante mío, me quedaría inmóvil. Hago lo que siento y si es odioso... está lejos de mi alcance evitarlo.
-¿Te pasó que la gente se vaya de la sala?
-Sí, mucho. Es parte de la libertad que propongo.
-¿Qué personajes traés a Rosario?
-Siempre rotan. Por lo general está Dick Alfredo, que es el más difícil de digerir, Palito, La Mega, Savino, a veces Roberto Flores, otros que no tienen nombre, que son el amor o el HIV. Hay otro que nunca nadie todavía vio. Hace desde el 18 de enero que hago funciones, y hay un detalle muy sutil en el programa que nadie advirtió y que es casi la esencia de la obra.
-¿Cuál de todos se parece a Peña?
-Yo nunca hago de Peña en el escenario. La gente que quiere ver a Peña, que ese día haga otra cosa porque Peña nunca está en el escenario. Yo compongo personajes. No soy Gasalla, Pinti, Perciavalle o Corona que siempre son ellos. Lo mío es componer todo el tiempo.
-¿Qué diferencia a "Mugre" de espectáculos anteriores?
-Que es otro, que pasaron cuatro años, que sentí la muerte de cerca, gracias a Dios, porque aprendí muchísimo de la muerte. Supongo que este espectáculo está escrito por otro Peña porque minuto a minuto es otra persona.
-¿Es difícil dar nuevos enfoques a temas similares a través de los mismos personajes?
-No, porque soy un actor que siente a cada segundo lo que le va pasando. Eso es lo difícil, porque hay que estar abierto y conectado con el corazón. Si sos un actor extremadamente técnico, supongo que debe ser difícil. Tengo una médula de mi espectáculo, pero improviso según la noche. Se trata de escuchar al alma.
-¿Cuál es la intención de tu trabajo?
-Absolutamente ninguna. Ni intención ni expectativa. No soy un artista ordenado; no voy a mostrar que el mundo es patético para que la gente aprenda, porque también se muestra que el mundo es maravilloso y esa puede ser la lectura final que quise transmitir, pero quizás no lo sepa nadie ni siquiera yo.
-¿Es así o es una actitud?
-No es una postura, ni una pose de hacerme el moderno. Es un principio filosófico arraigado. Desde chico, nunca viví a la par de la gente; ni la gente ni el mundo me hacen feliz. Voy a vivir como se me antoje. No lo hago de osado. Creo que es la única forma de pasar por acá. Estoy muy lejos de querer gustar. Al contrario, estoy tratando de gustarme más a mí mismo.
-¿Lo lográs?
-Sí, por supuesto, porque no me sirve de nada que la gente guste de mí si yo me parezco patético.
-¿Te parecés patético?
-Sí, por supuesto, pero trabajo para ser consciente de ese patetismo y no disfrazarlo de algo sano. No creo en los extremos; sí creo en un gran gris. No creo en las fronteras. Son parte de lo bruto, ignorante y cobarde que es el ser humano. Creo que cuando uno empieza a ponerse límites se va encerrando peligrosamente en un laberinto de espejos.
-A pesar de todo lo que decís ¿sos optimista o pesimista?
-Tremendamente pesimista y a partir del pesimismo comienzo a comprender dónde se esconde el optimismo.
-¿Qué significó el Estrella de Mar?
-Mucha felicidad. Adoro los premios como los nenes adoran las tortas de cumpleaños. Soy infantil y vanidoso y no creo que a nadie le deje de gustar un premio. Me encantaría que me den premios por lo que sea: por el más sidoso, el mas gordo, el más petiso, el más deforme. Estoy muy orgulloso de ganar un premio.



Peña dice que sólo lo une a la TV el ser espectador. (Foto: Julio Menajovsky)
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