Año CXXXVI
 Nº 49.865
Rosario,
sábado  07 de
junio de 2003
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El Pontífice destacó los grandes sufrimientos de las mujeres en la conflagración
El Papa beatificó a una monja entre los ecos de la guerra en los Balcanes
La hermana Marija Petkovic, elevada a santa, fundó una orden para asistir a los niños. Estuvo en Argentina

El Papa Juan Pablo II, de visita en la ciudad croata de Dubrovnik, a orillas del mar Adriático, ofició ayer una misa a cielo abierto en la que recordó el horror de la guerra de los Balcanes a principios de los años 90 y beatificó a la primera mujer croata, la hermana Marija Petkovic. En la homilía abordó el sufrimiento de la mujer durante la guerra. Durante la visita a Dubrovnik, que constituye uno de los momentos cumbre de este viaje a Croacia, Juan Pablo II beatificó a la monja Marija Petkovic, fundadora en la década de los años veinte de la Congregación de las Hijas de la Merced.
Unos 60.000 peregrinos, llegados no sólo de Croacia, sino también de Bosnia-Herzegovina y de países latinoamericanos como Argentina y Perú, aguantaron temperaturas de más de 30 grados para asistir a la ceremonia.
"La figura de la beata Marija Petkovic me lleva a pensar en todas las mujeres de Croacia, aquellas que son esposas y madres, cuyas vidas fueron marcadas para siempre por el dolor, por la pérdida de un pariente durante la guerra cruel de los años 90 o por otros sufrimientos", declaró el Papa ante los fieles reunidos para la ocasión en muelle del puerto turístico de la ciudad dálmata.
"La rapidez con que se vive actualmente puede conducir a que lo verdaderamente humano se pierda. Por ello, en estos tiempos, se necesita más que nunca en la Historia, el espíritu extraordinario y las dotes especiales de la mujer", dijo el Papa.
Marija Petkovic (1892-1966), consagró su vida a ayudar a los huérfanos y a los niños, pobres o enfermos. La orden cuenta hoy unas 450 religiosas repartidas en tres continentes y 12 países.
Procedente de una familia acomodada, Marija, nacida en 1892 en la isla de Korcula, en el Adriático croata, entró en la orden con tan sólo 14 años.
En 1920, Marija fundó la congregación de las Hijas de la Misericordia que fue creando numerosos orfanatos y centros de acogida para niños en toda la ex Yugoslavia y unos quince años después en América Latina.
Marija sirvió en hospitales de Argentina y de Paraguay entre 1940 y 1952, antes de regresar a Roma, donde falleció en 1966.
Contrariamente a la precedente beatificación pronunciada por el el Papa en Croacia en 1998 -la del cardenal Alozjie Stepinac, cuya acción durante la Segunda Guerra Mundial, bajo el régimen pro-nazi croata de los Ustachis era controvertida-, la de Marija Petkovic fue recibida con beneplácito popular.
El altar donde el Papa celebró la misa de beatificación fue construido delante del puerto turístico de Dubrovnik, donde anclaron 2.500 barcas con 4.000 personas que pudieron seguir la ceremonia a bordo.
Entre las personas que asistieron al rito celebrado por el Papa estaba también Roger Cutrino Alvarado, actualmente capitán de la marina peruana, de 45 años, quien recordó el "mila gro" de hace 14 años atribuido a María Petkovic, que llevó a su beatificación.
Juan Pablo ll, que apareció en buen estado físico, elogió también a Dubrovnik, "antigua y gloriosa ciudad, orgullosa de su historia y de sus tradiciones de libertad", y auguró que "el patrimonio de valores humanos y cristianos, acumulado a lo largo de los siglos, siga constituyendo el tesoro más precioso" de la gente de ese país.
El pontífice también bendijo los fragmentos de una cruz de piedra que surgía sobre la colina de Srdj, que se eleva sobre Dubrovnik y fue destruida el 6 de diciembre de 1991 por la artillería yugoslava, en la más pesada jornada de bombardeos.
En el futuro los restos de la cruz se depositarán en los cimientos de la iglesia que se construirá en las cercanías.
En el "papamóvil", el Pontífice circuló en medio de una multitud que lo saludaba, para detenerse luego delante de la iglesia de San Blas, donde liberó tres palomas, una tradición que se repite todos los 3 de febrero de cada año para la fiesta del santo protector de la ciudad.

Marija ya es santa
"La figura de la santa Marija Propetoga Isusa Petkovic (María de Jesús Crucificado) me recuerda a todas las mujeres de Croacia, esposas y madres, aquellas cuyas vidas cambiaron para siempre por el azote de haber perdido a un miembro de su familia en la cruel guerra de los 90", dijo el Papa, de 83 años.
El Sumo Pontífice ofrecía un buen aspecto y durante la misa habló del papel de la mujer en la sociedad. Dijo que las mujeres tienen un don emocional "con el que pueden ver a las personas con los ojos del corazón.
En su segundo día en Croacia quedó claro que prácticamente ya no puede caminar. Incluso dar unos pocos pasos le supone un gran dolor en las rodillas. Esa es la razón por la que el Vaticano ha programado la visita de modo que el Sumo Pontífice se desplace en automóvil o en silla de ruedas.
Antes de abandonar Dubrovnik, Juan Pablo II, desde la residencia del obispo Zelimir Puljic, visitó la vieja ciudad medieval y recorrió la calle central de piedra y mármol sobre la cual se asoman los edificios más antiguos de la ciudad balcánica.
Finalmente, en un avión de la Croatia Airlines, el Papa dejó Dubrovnik para regresar a Rijeka, capital de Croacia, donde continuará hoy la centésima gira de su pontificado. (DPA y AFP)



El retrato de Marija Petkovic presidió la misa del Papa.
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