Con el correr de los partidos, el Cuqui Silvani va respaldando en los hechos sus antecedentes de jugador completo. Además de haber generado el el penal y de convertirlo, después se puso el traje de asistente y le puso una pelota de ensueño desde 30 metros a Mauro Rosales para dejarlo de cara al gol, un convite que el pibe de Villa María no dejó pasar. "A mi me gusta participar en la elaboración del juego y esta vez salió bien", dijo el Cuqui con humildad. Aunque no es la primera vez que asiste a Mauro para que defina, puesto que ya lo había hecho ante Huracán. Una muestra más de que la sociedad entre ambos cada vez funciona mejor. Y la respuesta está en los números: entre los dos hicieron 10 (6 Mauro y 4 Walter) de los 15 goles del equipo.
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