Washington. - Estados Unidos expresó ayer su deseo de ver emerger en Irak un poder democrático y a la vez respetuoso del Islam, en momentos en que los shiítas multiplican las demostraciones de fuerza, pero mantuvo su rechazo a un gobierno teocrático en Bagdad. El secretario de Estado Colin Powell aseguró que la instauración de un régimen "pluralista" deseado por Washington no se hará en detrimento de la identidad religiosa del país. "Comprendemos y respetamos al Islam. Trataremos de ayudar a los iraquíes a crear un sistema democrático que de ninguna manera contradiga sus creencias ni su fe", declaró durante un foro sobre las relaciones Estados Unidos-Asia-Pacífico. Esas declaraciones ocurren mientras los shiítas iraquíes multiplican manifestaciones de afirmación de su identidad y de rechazo tanto al régimen de Saddam Hussein como a la ocupación estadounidense. El presidente George W. Bush se congratuló de las numerosas manifestaciones de la libertad religiosa que reina ahora en Irak, ya que los shiítas habían sido duramente reprimidos bajo el régimen de Saddam Hussein, dominado por los musulmanes sunnitas. Pero los responsables estadounidenses también multiplicaron las señales de advertencia contra cualquier intento de instaurar la preeminencia de una comunidad en el país, o de crear una república islámica en base al modelo del vecino iraní, también de mayoría shiíta. La Casa Blanca advirtió el miércoles a Irán contra cualquier injerencia en Irak, luego de informaciones sobre la presencia de agentes iraníes encubiertos en las grandes ceremonias religiosas en la ciudad santa de Kerbala.
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