El 18 de septiembre de 2002 a las 18.40 un escopetazo reventó un par de ventanillas de un coche de la empresa de transporte Las Rosas a la altura del complejo de cines Village. Víctor Alejandro Curaba, un comerciante que vive en Funes, sufrió seis perdigonazos en la cara y otros impactos en su brazo derecho. Pero lo novedoso es que era la primera víctima que había divisado a su atacante. "El tipo estaba parado a mitad de cuadra por Córdoba, de la vereda impar, cubriendo la culata de la escopeta con un sweater. pero el caño se veía. De golpe la levantó a media altura, sin posicionarse como tirador, y disparó", recordó al día siguiente a La Capital. Otras personas vieron, desde otro ángulo, la misma escena. E incluso más: los rasgos del tirador y el modo en que se retiró de escena. Lo curioso es que se trató de dos nenes de 10 años que ofrecieron un relato coincidente y coherente. Y cuya descripción permitió elaborar el último fotofit del criminal. El atacante tenía cutis blanco, medía 1,75 metro y su cabello era castaño claro. Los nenes estaban parados frente al Village. Contaron que el atacante bajó de una bicicleta, hizo la recarga y abrió fuego contra el colectivo. "Por ahí si era un sólo nene se podría pensar que podría haber algo de fabulación. Pero eran dos que hicieron descripciones convincentes a partir de relatos coherentes", señaló el jefe de Homicidios, José Luis Juárez.
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