Francis Temman
Washington. - La doctrina "shock y pavor" -que lleva el nombre del libro de dos estrategas norteamericanos editado en 1996- preconiza un "dominio rápido" del campo de batalla mediante una fuerza militar aplastante desde el inicio de las hostilidades. Esta teoría militar, que Estados Unidos comenzó a utilizar en Irak con el bombardeo sobre Bagdad el viernes, parte de una constatación simple: Washington tiene una abrumadora superioridad tecnológica sobre cualquier enemigo potencial, por lo que no necesita desplegar enormes contingentes militares como en la Guerra del Golfo de 1991. La teoría "shock y pavor" fue formulada por Harlan Ullman y James Wade, dos estrategas estadounidenses poco conocidos fuera de los círculos especializados y fue plasmada en 1996 en el libro "Shock y pavor: cómo lograr una dominación rápida". Su objetivo era formular una nueva doctrina para las fuerzas estadounidenses en el período posguerra fría, sobre la base de una fuerza más ligera y flexible. "Sus nombres estarán asociados a esta guerra para bien o para mal, por un largo período", predijo John Pike, experto militar del centro de análisis independiente GlobalSecurity.org, unos días antes de que se inicie la guerra. La doctrina postula que la obtención de un "dominio rápido" y total del campo de batalla produce en el enemigo efectos psicológicos tales que resuelve abandonar la batalla. En el caso de una guerra contra países como Irak, el empleo de un poder de fuego masivo desde el comienzo de las hostilidades tiene por objetivo destruir los centros de comando, de comunicación, los radares y las estructuras informáticas. La escalada de bombardeos posteriores persigue hostigar y fatigar lentamente, taladrando los nervios del enemigo. Privado de medios para comunicarse, impedido de ver y pensar claramente, el adversario se resigna rápidamente y de forma ineluctable a la derrota. James Wade, ex subsecretario de Defensa y miembro del Consejo científico de Defensa, dice no saber nada sobre la estrategia planeada por el Pentágono para esta nueva guerra, Wade mantiene vínculos con los estrategas del gobierno. "Ellos utilizan los resultados de nuestros trabajos", admitió Wade poco antes del comienzo del ataque. Su colega Harlan Ullman, ex combatiente de Vietnam, declaró que percibió la popularidad de su teoría cuando escuchó a los generales del Pentágono tomar el título del libro para lanzar una advertencia a Irak sobre lo que le esperaba con la guerra. La teoría de Wade y Ullman fue introducida en los más altos círculos militares durante una reunión de expertos en 1999. Donald Rumsfeld, quien se convertiría en secretario de Defensa 16 meses después, resultó particularmente seducido. Tres ex secretarios de Defensa habían estimado en una recomendación al jefe del Pentágono de la época, William Cohen, que esta doctrina "tenía suficiente interés como para merecer una evaluación". Wade y Ullman pulieron sus preceptos para tomar en cuenta los efectos de bombardeos precisos con efectos particulares, como los producidos por la denominada bomba termobárico o la electrónica. (AFP)
| |