Londres. — El primer ministro británico Tony Blair sufrió ayer su golpe político más duro por culpa de la crisis iraquí, ante la renuncia del líder del laborismo en el Parlamento en protesta a su posición en favor de la guerra. "Lamentablemente hoy (por ayer) he renunciado al gabinete", anunció en un comunicado el líder del gobierno británico ante el Parlamento y ex secretario (ministro) del Exterior, Robin Cook. "No puedo aceptar una responsabilidad colectiva por la decisión de comprometer a Gran Bretaña a una acción militar en Irak sin el acuerdo internacional ni el apoyo doméstico", agregó. Cook no es, a diferencia de otros funcionarios que anunciaron su renuncia o la concretaron en días recientes, una figura menor del laborismo. Al contrario, se trata de un peso pesado del partido. Luego de conocer la decisión de Cook, el ministro de Relaciones Exteriores británico, Jack Straw, abogó ante la Cámara de los Comunes en Londres por una votación parlamentaria que avale la acción militar contra Irak. Straw convocó a los diputados a reunirse hoy en sesión especial para autorizar al primer ministro Tony Blair a utilizar "todos los medios necesarios” para desarmar al régimen de Saddam Hussein. La alocución de Straw ante los parlamentarios fue interrumpida en diversas ocasiones por diputados opuestos a la guerra, en particular cuando el ministro explicó los motivos por los que su gobierno y los de sus aliados Estados Unidos y España desistían de una votación por una nueva resolución en el Consejo de Seguridad. También el viceprimer ministro, John Prescott, acusó a los opositores a la resolución en el Consejo del fracaso de las gestiones diplomáticas. "Si la comunidad internacional hubiese permanecido firme, podríamos haber desarmado a Saddam sin disparar un solo tiro", indicó Prescott tras la sesión de emergencia del gabinete de Blair. Se espera que un importante sector de la bancada oficialista protagonice una "rebelión" durante la votación de hoy. Una alianza suprapartidaria de diputados opositores a la guerra planea presentar una moción contraria a la del gobierno, en la que se declara que los motivos para una guerra contra Irak "actualmente son insuficientes". Cook se convirtió en la sesión de anoche en portavoz de los legisladores críticos. Junto a muchos colegas en la Cámara de los Comunes no podría votar en favor de una acción militar, señaló, que no es avalada por "ninguna de las instituciones internacionales de relevancia". "La coalición internacional es la primera víctima de esta guerra antes de que caiga ningún disparo", advirtió Cook. Se estima que hasta 165 de los 410 diputados laboristas podrían votar contra el gobierno. En una anterior votación a comienzos de mes se pronunciaron 121 laboristas contra la política gubernamental. La propuesta de Blair tendría sin embargo asegurada la votación con el aporte de la oposición conservadora en la Cámara de 659 diputados. Cook, un estrecho colaborador de Blair durante la primera etapa de su gobierno, explicó su renuncia a integrar el gabinete en la falta de apoyo de las Naciones Unidas a la acción militar que está a punto de emprender Gran Bretaña con Estados Unidos. Cook fue ministro de Relaciones Exteriores de Blair entre 1997 y 2001 y a partir de entonces líder de la fracción laborista en la Cámara de los Comunes. La ministra de Ayuda al Desarrollo, Clare Short, que había anunciado hace ya una semana su renuncia para el caso de que Blair aceptara ir a la guerra sin una segunda resolución de las Naciones Unidas, permanecía aún en el gobierno. Short, quien pertenece al igual que Cook al ala izquierda del laborismo, hizo saber que tenía la intención de repensar una vez más su situación. (DPA)
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