Belgrado. - El primer ministro serbio, Zoran Djindjic, quien desempeñó un papel clave en el derrocamiento y extradición del dictador Slobodan Milosevic, fue asesinado por francotiradores a la salida del principal edificio del gobierno en Belgrado. Poco después el gobierno decretó el estado de emergencia para combatir al crimen organizado, al que se considera responsable del asesinato. La mafia creció en los años 90 junto con el poder del clan Milosevic y sus allegados.
Las reacciones internacionales llegaron rápidamente: condolencias de los principales jefes de Estado -entre los primeros, George W. Bush- y la firme condena de la Otán, que dijo que los autores del magnicidio desean que Serbia vuelva al pasado.
Djindjic, un decidido pro occidental formado en Alemania, logró enviar a Milosevic frente a un tribunal internacional de crímenes de guerra en La Haya, a mediados del 2001. A Milosevic siguieron ministros y jerarcas de su régimen poscomunista. Todos están siendo actualmente juzgados y residen en las celdas de La Haya.
Hace sólo un mes Djindjic había escapado a la muerte, cuando un camión súbitamente se salió de su carril y estuvo a punto de impactar la caravana de vehículos en que viajaba. Nadie dudó en Serbia que se trató de un atentado fallido.
Una fuente policial dijo que Djindjic murió tras ser herido en el pecho por dos balas de francotirador de gran calibre. La radio local B92 había dicho que el político recibió disparos en la espalda y el estómago. La emisora agregó que dos personas habían sido arrestadas en conexión con el tiroteo, pero no hubo confirmación de las autoridades.
Todos los vuelos que debían despegar del aeropuerto de Belgrado fueron suspendidos y policías armados con chalecos antibalas registraron el centro de la ciudad.
El crimen organizado floreció durante el turbulento gobierno de Milosevic en la década de 1990 y Djindjic prometió acabar con él.
Estado de emergencia y sucesión
La presidenta serbia en funciones, Natasa Micic, decretó horas después del crimen el estado de emergencia. Micic, quien ostenta el cargo de presidenta del Parlamento, dio su visto bueno a una propuesta presentada horas antes por el gobierno serbio en su conjunto para hacer frente a la grave crisis política desatada por la muerte de Djindjic.
Anoche todavía no se había tomado una decisión respecto al sucesor provisorio de Djindjic. Marko Blagojevic, portavoz del independiente Centro por Elecciones Libres y Democráticas, dijo que no hay algo al respecto en la Constitución pero que cree que el Parlamento propondrá rápidamente a un nuevo primer ministro.
El gobierno tiene varios viceprimer ministros, los líderes de los partidos de la coalición de Djindjic, Oposición Democrática de Serbia (DOS), que mantiene una estrecha y volátil mayoría en el Parlamento.
El estado de emergencia nacional en Serbia prevé una limitación importante de derechos civiles y permite al ejército asumir los poderes del Ministerio del Interior y de la policía; además, regirá hasta la detención de los autores materiales e intelectuales del ataque, advirtió Micic. Esta es la condición para un "definitivo ajuste de cuentas" con el crimen organizado, consideró, para lo cual el Estado usará todos los medios legales a su disposición.
Micic llamó a todas las fuerzas armadas de Serbia y Montenegro, a todos los servicios de seguridad, a la Justicia, a los medios de comunicación y a todos los ciudadanos a proceder conjuntamente contra esta amenaza al Estado. "El asesinato fue un ataque contra la seguridad del país, un intento de bloquear la lucha contra el crimen organizado y el regreso de Serbia a las instituciones internacionales", dijo Micic en un discurso transmitido por la televisión.
El atentado es una amenaza al orden constitucional y a la seguridad, indica la declaración gubernamental que responsabiliza de este crimen a los mismos que también en años anteriores quisieron demorar con atentados la democratización de Serbia así como trataron de convertir al país en un "reino de grupos criminales".
Además, el gobierno ordenó tres días de duelo nacional. Se canceló la asamblea prevista para hoy del Parlamento de Serbia y Montenegro, y en Belgrado se reunió el Supremo Consejo de Defensa de Serbia y Montenegro.
Djindjic es el político de más alto rango asesinado en los últimos tres años en la ex Yugoslavia.