Si se repasan los objetivos trazados de ser protagonistas, pelear arriba y entrar a alguna copa sudamericana, Newell's dio anoche algunas malas señales. Porque ante un equipo herido y maltrecho como Huracán se mostró irresoluto y no supo cómo desequilibrarlo. Es cierto que cuando recién se llevan jugados dos partidos este juicio puede sonar prematuro, pero es la evidencia que entregó el equipo en los 180 minutos que lleva disputados en el Clausura. Lo de River, por la jerarquía del rival, era entendible. Lo de anoche, por la falta de categoría de su oponente, fue un despropósito. Y le terminaron empatando otra vez en el último suspiro, tropezando con la misma piedra, como si además le faltara inteligencia para mantener el resultado.
Es cierto que Newell's fue el que tuvo las situaciones más claras y debió quedarse con los tres puntos. Pero el análisis se transforma en más riguroso teniendo en cuenta el nivel del equipo quemero, endeble en todas sus líneas, con marcadas falencias en defensa e intrascendente en ofensiva. Con apenas un par de jugadores para tener en cuenta, Huracán se encargó anoche de justificar, empate al margen, el mote de firme candidato al descenso.
Por todo esto la igualdad resultó un duro castigo para Newell's, pero fue el precio que debió pagar por haber cometido el pecado de no liquidarlo cuando pudo.
También parecen lejanas a esta altura las declaraciones de ocasión que hablaban de asumir un protagonismo marcado en todas las canchas, puesto que salvo en esporádicos pasajes el dominio territorial y de balón fue del Globito, aunque las situaciones más concretas fueron de los rojinegros, quienes se pararon decididamente de contragolpe, en una postura que al equipo, por características de jugadores e ideología del técnico, mejor le sienta.
Así, por esa vía, llegó lo mejor de Newell's. Y en casi todas estuvo Rosales, devenido casi exclusivamente en la única carta desequilibrante del equipo. Mauro fue el autor del gol pero además generó el penal que Favale no sancionó y otras jugadas similares.
Su salida por lesión le quitó profundidad a los rojinegros, que igual pudieron definirlo en un cabezazo de Domizi y en una jugada de Sacripanti que le quedó atrás.
En líneas generales el equipo mejoró en el trato de la pelota, algo que buscaba el técnico, aunque sin Manso (salió a los 22') y con Marino (no tuvo una buena noche) tuvo escaso volumen de juego. Algo que tampoco logró cuando el Bambino mandó a la cancha a Ponzio y le dio el rol de conductor.
Aunque tuvo todo para ganar, a Newell's le faltó picardía e inteligencia para sostener el resultado. Entregó una imagen poco convincente en Parque Patricios, que puso freno a las expectativas de cara a los objetivos trazados. Porque para alcanzarlos, deberá mejorar y mucho.
Síntesis
Huracán 1: \Ríos 6, R. Fernández 5, Ortiz 5, Lobos 5, C. Fernández 4, Alonso 5 (64' López Rojas 6), Camejo 6, Monsalvo 5, Cabrol 6, Gigena 5, Villa 5 (67' Milano). Suplentes: Andujar, Goltz y Funes. Técnico: Carlos Babington.
\Newell's 1: \Passet 6, Vella 6, Grabinski 6, Ré 6, Adinolfi 5, Domizi 6, Domínguez 5, Kmet 5, Manso (22' Marino 5) (82' Ponzio), Rosales 7 (66' Sacripanti), Silvani 5. Suplentes: Palos y Fernández. Técnico: Héctor Veira.
\Cancha: Huracán. Arbitro: Gabriel Favale (5). Recaudaución: No fue dada.
Goles: 61' Rosales (NOB) y 90' López Rojas (H). Amonestados: Lobos (H), Domínguez, Rosales y Domizi (NOB).