Año CXXXVI
 Nº 49.739
Rosario,
viernes  31 de
enero de 2003
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Amistoso
Central pagó caro los errores y Peñarol aprovechó
Un 3 a 2 que no dice mucho en lo numérico, acaso por el vaivén del partido

Mauricio Tallone / La Capital

Montevideo (enviado especial). - Una derrota en época de búsqueda para aceitar el funcionamiento siempre atenta a la hora de encontrar rumbos. Mucho más cuando ese cachetazo se incrusta en medio de la preparación del objetivo que ya provoca cosquilleos de insomnio. En ese corset pesimista debe encolumnarse la derrota que sufrió anoche Central frente a Peñarol en Montevideo. Un 3 a 2 que no dice mucho en lo numérico, acaso imprevisible por el vaivén del trámite en sí, pero insuficiente para galvanizar el espíritu y certificar pequeñas sociedades de funcionamiento ante un rival pesado.
La imagen que entregó el partido sirvió para que se fueran tallando los perfiles de ambos. Apenas una vaga intención hizo creer que la mano se le podía complicar a los canallas. Porque los veinte minutos iniciales se desgranaron al influjo de la mística garra charrúa. El despliegue de Rotundo, más la facilidad que encontraban Bengoechea y el Tony Pacheco para perderlo al Negro Quinteros, sirvieron para maquillar una mejor cara en los mirasoles.
Mientras duró ese espejismo, el equipo de Russo insinuó lucir su máscara más repelente. Inconexo entre líneas, soporífero en la salida por el lado de Ferrari y tentado por la ingrata lotería del pelotazo, cada avance desembocada en patriadas individuales a cargo del Chelito Delgado o en la frente del grandote De Souza. Para colmo, la ecuación se acentuaba porque a Central le faltaba el patrón de juego confiable que le podía obsequiar Mariano Messera. Su discontinuidad en las acciones recortaron un caudal de improvisación y manejo que este Central utiliza más como un recurso auxiliar que como norma de conducta.
Esa constante de desarrollo turbulento para los canallas encontró su peor castigo cuando el Colo Fassi trabó desde atrás a Pacheco dentro del área y el Profesor Bengoechea mostró que desde los doce pasos es infalible.
Con la serenidad de la ventaja como combustible, en el complemento no mudaron los papeles y Peñarol fue una amenaza que se le vino encima a los muchachos de Russo. Y tradujo esa intención con su estilo. Acurrucó cerca del arco a Central y con los ingresos de Cedrés y Canobbio encontró la llave para abrirles las grietas a la defensa canalla. Esta vez fue Pacheco el que aprovechó un quedo de la última línea para marcar el segundo y otra torpeza del Colorado derivó en un nuevo penal que Bengoechea tradujo en el tercero.
Por imperio del resultado, Central dejó de desatender la pelota y arrimó peligro con los ingresos de Vitamina y Mandra. Pero el repunte en el marcador con los tantos de Messera y el penal de Ferrari no alcanzaron para arrancar de raíz las variables del partido.
El desliz visual dirá que Peñarol fue demasiado pesado para tomarle examen a Central. Pero siempre es bueno que este tipo de enseñanzas se produzcan antes de encarar la gran meta porque dan tiempo a enderezar conceptos esenciales y reubicarse en el rumbo adecuado.



Figueroa intenta dominar la pelota delante de dos rivales. (Foto: Alfredo Celoria)
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