Un automovilista distraído podría pasar por el Centro Deportivo de la AUF sin advertir su existencia. Pero a varios kilómetros del centro de Montevideo y en el departamento de Canelones, el sitio elegido por el plantel de Central para realizar el entrenamiento antes de estar frente a frente con Peñarol, es un lunar inundado de sencilleces y bonanza. Se nota que el lugar tiene el target de los uruguayos, austeridad al servicio de la gente y sobre todo respeto a ultranza por los visitantes.
"Ah, sí. Recién nos avisaron que iban a venir dos periodistas de un diario de Rosario. Pasen, el micro que trae al plantel de Central todavía no llegó, pero ustedes póngase cómodos como en su casa", fue la voz de bienvenida del portero que dejó pasar al remis que trasladó a los enviados de Ovacion.
Sólo hizo falta hacerle caso al pedido y levantar la vista para que el paisaje cautive los ojos de los militantes de la información. Un par de canchas de un verde categórico prepoteaban a la naturaleza sin superar el límite de la irreverencia y un ramillete de casas bajas barnizadas de trabajo custodiaban el patrimonio más destacable que vulneraron los jugadores de Central: el silencio.
"Este complejo no es muy grande, pero es cómodo y coqueto. Lo construyeron el año pasado para que venga de vez en cuando a concentrar la selección uruguaya. Por ejemplo, los pibes del Sub 20 estuvieron acá mientras se disputó el Sudamericano. La idea es utilizarlo más seguido, pero creo que muchos equipos eligen no venir por la excesiva tranquilidad que hay". Con esta mera reflexión cargada de sinceridad oriental, el mismo hombre que nos abrió las puertas, tejió sus propias conclusiones y entendió porqué no siempre lo llaman para abrirlas.
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La Ciudad
