Año CXXXVI
 Nº 49.720
Rosario,
domingo  12 de
enero de 2003
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Newell's
Si venden a Crosa o Grabinski se complicará el panorama
La Lepra pelea por mantener en el plantel a sus dos centrales

Alejandro Cachari / La Capital

Mar del Plata (enviado especial).- A esta altura de los acontecimientos, lo mejor para Newell's parece ser que todo quede como está. Quizás la estrategia más aconsejable de cara al torneo Clausura que comenzará en febrero sea conservar intacto el plantel que posee, aunque esa decisión no le permita incorporar al delantero que idealiza el Bambino Veira.
Mientras este equipo desanda el camino de una pretemporada durísima, con trabajos físicos extenuantes y consignas, compromisos, marcados a fuego por el cuerpo técnico, en las oficinas del fútbol-negocio arrecian los nombres de futbolistas que ya forman parte de unas cuantas transferencias fantasma que hasta aquí se hicieron humo, pero nunca se sabe cuándo van a tomar forma de contrato.
Quizás lo más preocupante sea que en esas oficinas, plagadas de poderosos, no hay representantes de los más humildes. Esto es, presencia de los que históricamente debieron vender sus productos para sobrevivir e intentar destronar a las instituciones más acaudaladas o mejor vinculadas con el mercado.
En castellano básico, si aparecen los dólares, contantes y sonantes, va a ser muy difícil que Newell's pueda mantener estos jugadores que apuntan a ser protagonistas en el inminente Clausura.
Dejando a un costado la lucha titánica entre Eduardo López y Mauricio Macri por los servicios de Ponzio, Grabinski y Crosa están en la carpeta de unos cuantos negociadores. Pero hasta ahora es sólo eso.
En una hipotética mesa de referentes se mezclan los conceptos de Veira y Domizi sobre el futuro. De un lado, la visión del entrenador sobre las imprevisibles contingencias. Del otro, la certeza del futbolista sobre las obligaciones que lo esperan cuando la pelota empiece a rodar frente a River en el Coloso del parque Independencia.
"Si se van los dos lo vamos a sentir mucho", sentencia el Bambino con un tono de voz compuesto para la ocasión cuando se le expone una supuesta venta de los dos zagueros.
"Son dos buenos jugadores. Ya saben lo que tienen que hacer dentro del campo. Si se va uno solo podemos tener el reemplazante acá en Newell's. Pero es una zona muy peligrosa para que se vayan los dos juntos", refuerza el DT.
La ilusión del Pájaro Domizi choca vehemente con aquella composición de lugar. Tiene metido en la cabeza el compromiso que le inculcó el cuerpo técnico. Pero para eso son necesarios Grabinski y Crosa. "No queda otra que clasificar para una copa. Eso de hacer treinta puntos no sirve para nada. Para qué quiero 31 puntos si no me clasifico para jugar algo. Esa es la realidad. Si me decís que con 25 puntos me clasifico me pongo contento. No me importa el puntaje, quiero el objetivo. Está claro que con 25 no nos clasificamos para nada, pero es un ejemplo que te doy. Quiero una copa. Otra cosa de menor importancia no me sirve para nada", remata Cristián con la vehemencia que lo caracteriza.
En la otra punta de la mesa eventual, Veira tiene algunas cosas más para agregar. "Estamos muy contentos con este plantel, al contrario. Si López tiene que vender a un jugador porque así lo exige la situación de la institución veremos cuál es la característica del que se va", insiste.
"Entiendo que si llegan las ofertas todo se va a hacer muy duro y yo lo sentiría mucho, pero si venden a uno solo nos podemos arreglar. Es así de concreto y de simple", completa el entrenador mientras piensa en Sebastián Domínguez, Ré y hasta el propio Coty Fernández como probables sustitutos. Lo cierto es que el plantel así como está tiene argumentos como para ilusionar a sus hinchas. Pero esa sentencia es tan abstracta como tratar de asegurar hoy que todo seguirá igual.
La inventiva, el esfuerzo, la convicción de los futbolistas, la capacidad de negociación y los recursos -no precisamente los económicos- deben aflorar en toda su dimensión para que este Newell's versión 2003, que parece tener varios chiches nuevos y estar a punto de competir con éxito en el mercado, no se deteriore.
Mientras, en el bellísimo parque Camet el profe Weber mete y mete para que el físico se fortalezca y en la cancha quede hasta la última gota de sudor cuando llegue la oportunidad.
Mientras, en la impecable Villa Marista, los jugadores se empiezan a hacer amigos de la pelota para que la primera fecha no los sorprenda. Es la lucha de un grupo que quiere mantenerse unido porque está convencido de que puede. Es una picardía que no pueda depender de sí mismo. Por ahora resiste el embate.



Los defensas sonaron como candidatos para emigrar. (Foto: Marcelo Bustamente)
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