El vocero del Fondo Monetario Internacional (FMI), Thomas Dawson, aseguró ayer que el organismo no cambió las reglas de juego en la negociación con la Argentina y que nunca pidió pidió aumento de impuestos. Sí admitió que se están discutiendo las exenciones impositivas de las que gozan distintos sectores económicos y pidió bajar las expectativas sobre fechas límites para el acuerdo ya que "es un asunto difícil y la situación política en Argentina es también difícil". Para acelerar las negociaciones, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, envió ayer la respuesta al borrador de carta de intención que había remitido el Fondo. El jefe del Palacio de Hacienda anticipó ese trámite que, en principio, tenía previsto realizar esta noche. Dawson dijo durante una conferencia de prensa en Washington que se está analizando detenidamente el borrador y confió en que se llegará a un acuerdo "de corto plazo" con el gobierno. "Estamos trabajando tan duro como podemos", enfatizó y resaltó la importancia de estar "en continuo contacto" con las autoridades argentinas. Sin embargo, expresó que la negociación "es un asunto difícil" porque "la situación política en Argentina es también una situación difícil". Por eso, consideró que "el hecho de que la negociación haya tomado más tiempo de lo que todos hemos deseado no es ninguna sorpresa". El vocero eludió responder qué ocurrirá si el acuerdo no llega antes del 14 de este mes cuando Argentina tiene que pagar 850 millones de dólares al Banco Mundial. "El Fondo no baraja ninguna fecha límite particularmente, sé que a veces hay grados de impaciencia, pero recalcaría que trabajamos lo más duro que podamos para tener algo que sea razonablemente completo y sustentable", señaló. Dawson aclaró que se firmará un acuerdo de corto plazo, en insistió con la debilidad política del gobierno de Duhalde. "No es ninguna novedad que un gobierno que está por terminar no tiene capacidad para comprometerse con un programa de largo plazo", insistió y agregó que luego de las elecciones de mayose podrá "discutir algo de más largo alcance" con las nuevas autoridades. Sus declaraciones están en sintonía con la percepción que expresaron los empresarios más poderosos del país en una encuesta realizada en el coloquio de Idea que se realiza en Mar del Plata. La gran mayoría respondió que las reformas estructurales a acordar con el organismo quedarán para el próximo gobierno. Por otra parte, Dawson desmintió que el FMI esté exigiendo a la Argentina un aumento de impuestos, tal como lo había asegurado el presidente Eduardo Duhalde. "Vi esa cita y, para ser franco, no sé de qué impuestos está hablando", dijo el vocero, quien aclaró que el Fondo no puso "nuevas condiciones" y está "completamente de acuerdo" con el objetivo de superávit primario del año próximo. "No hemos modificado la meta fiscal, es la misma planteada hace seis meses", remarcó. Tampoco se mostró preocupado por el anuncio del ministro Lavagna de estudiar una posible rebaja del IVA. En cambio, sí admitió que el Fondo y el gobierno están discutiendo el fin de exenciones impositivas. "No percibiría eso como un aumento de impuestos, es un tema más cercano a una reforma impositiva". En tanto, el ministro Lavagna repitió que desde agosto pasado están dadas las condiciones para culminar las negociaciones. De frustrarse la firma del acuerdo, consideró que "la condición es que los sectores dirigentes del país sepamos tomar esto con tranquilidad y además que las negociaciones sigan aún después del día 14 de noviembre". El jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, fue más optimista. "La sangre no va a llegar al río", dijo. El presidente del Banco Central, Aldo Pignanelli, fue directamente un entusiasta: "Para mí ya está el acuerdo, y es mucho mejor de lo que creíamos".
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