El próximo partido será el viernes ante Racing y no hay tiempo que perder. Por eso, el Bambino Veira había dispuesto comenzar los entrenamientos ayer mismo, sin descanso tras el partido. Pero el técnico propuso y el clima dispuso. La lluvia torrencial que se desató en la mañana de ayer impidió realizar el trabajo en forma total, pero al menos el DT pudo hablar con sus jugadores y el trabajo regenerativo para quienes jugaron ante Olimpo se hizo pese al tiempo. La cita fue el predio de Bella Vista a las 10. Ahí Veira empezó a dialogar con los jugadores para levantarles el ánimo tras la actuación del domingo, que pese a terminar con un 1 a 0 a favor no conformó a nadie, sobre todo a los hinchas, quienes se lo hicieron notar con la reprobación final y el aplauso histórico para los rivales vencidos. Lo que no pudo hacer el Bambino fue la sesión de fútbol -se habían prácticamente inundado las canchas- prevista para los que no jugaron ante Olimpo, que hubiera sido importante sin dudas, porque quizá en ella hubiese podido empezar a encontrar algunas respuestas para posibles variantes que podría realizar para visitar a Racing. ¿Haría varias? Y, eso dependerá de las respuestas de cada jugador durante la semana y de la idea de juego y con qué intérpretes llevarla a cabo. Habrá que esperar. Aunque Veira tendrá que hacer un cambio obligado por la lesión de Edgardo Adinolfi (ver aparte), que ya quedó descartado para el viernes. Pero la lluvia no impidió que los titulares hicieran un trabajo regenerativo físico diseñado por el profesor Weber, que consistió de trotes por todo el predio de Bella Vista durante tres cuarto de hora. Hasta que a las 11.30 todos fueran a descansar hasta las 10 de hoy, cuando vuelvan a trabajar en el mismo escenario, como lo harán toda la semana hasta el jueves. Ese día, a las 17, la nueva ilusión de sumar otra victoria, pero jugando bien, al menos, se trasladará a Capital Federal, donde el viernes desde las 21.10 lo esperará Racing, en el inicio de la 15ª fecha. Pero no todos se marcharon rápido tras la práctica. En el vestuario se quedaron el Bambino con Ponzio, en lo que seguramente habrá sido una charla tranquilizadora. Como para que el volante no se caiga por la dura reprobación, que le hizo derramar lágrimas y que, seguramente, lo habrá golpeado más que duro.
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