Entró y le dio la victoria a Newell's. Otra vez. Guillermo Marino cumplió con lo que le pidió el técnico cuando le tocó ingresar a los 57' por Liendo porque pidió la pelota, intentó armar el juego que el equipo necesitaba para poder quebrar a Olimpo y, sobre todo, por su gol. El del triunfo, el de los tres puntos para que la lepra llegue a los 19, igual como lo había hecho para ganarle 2 a 1 a Nueva Chicago, como lo hizo para vencer a Arsenal. "Entré muy confiado, con muchas ganas de hacer las cosas bien para que pudiéramos ganar, y por suerte convertí el gol del triunfo. Lo necesitábamos y por eso lo festejé tanto. Lástima que después se dio el final que no esperábamos", señaló Guillermo tras el primer entrenamiento semanal, con la satisfacción de haber cumplido con su misión. Estaba ahí, en el borde del área grande para recibir el toque corto de Manso desde el córner y le dio "despacio a colocar porque si le pegaba fuerte podía mandarla a la tribuna", confió el volante goleador. Y en cuanto al juego del equipo Marino no tuvo problemas en reconocer que "realmente no hicimos un buen partido y por eso la gente se fue disconforme. Pero también creo que hubo demasiados nervios desde afuera al ver que estábamos con tres hombres más. Y a la gente la entiendo hasta ahí. Es cierto que no jugamos como debíamos hacerlo, pero así tampoco ayuda demasiado".
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