En el banco de suplentes de Rosario Central ocurren determinadas cosas que son insólitas. En el complemento, el mellizo Barros Schelotto se quedó tirado en el campo de juego y ningún asistente del cuerpo médico atinó a salir de su lugar. Después el volante se fue solo al margen de la cancha y siguió sin que alguien se le acercara aunque más no sea para preguntarle qué le sucedía. Caminó renqueando por el borde y ya fastidioso volvió a entrar, ante la indiferencia del Favale, del juez de línea y del cuarto árbitro. Pero el dolor continuaba, y recién en ese momento el kinesiólogo Hugo Doreé se aproximó para colocarle un aerosol en la zona afectada, mientras el Mellizo protestaba a los cuatro vientos. El Flaco Menotti le preguntó si podía seguir y el futbolista hizo un claro gesto de que continuaría. Aunque el dolor permaneció y se hizo evidente.
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