El marco superó al cuadro

Miguel Pisano / La Capital

Esta vez la conmovedora entrega de los hinchas canallas, que pintaron de azul y amarillo las tribunas del Gigante desde muy temprano con un rugiente monstruo de 40 mil cabezas, careció de correlato desde la cancha, donde su equipo sólo jugó bien en la primera mitad del primer tiempo.
La más dulce borrachera del clásico tiñó el festejo de los hinchas y se derramó sobre el estadio como un río de montaña sobre una cascada y afloró desde muy temprano con los típicos cánticos de su gente.
El partido no podría haber comenzado mejor para Central, que en su primera llegada clara llegó al gol por medio del penal del Loncho Ferrari, aunque la temprana molestia que dejó al Negro Quinteros en un pierna cuando trabó abajo y apenas habían jugado 20 minutos, lo condenó a jugar casi con diez el resto del primer tiempo.
"Lo mejor del primer tiempo fue el taco del Flaco Menotti", exageró un canalla que nunca falta, en el imperdible comentario de radio-pasillo del entretiempo. Y tanta razón no le faltaba al hincha sobre el notable taquito del César, que devolvió a la cancha una pelota que se iba al foso, a pesar de que Vélez sacó rápido el lateral y casi le empata.
En esta ocasión Menotti no le encontró la vuelta a la ecuación táctica de tres defensores y cuatro volantes que Vélez le planteó en el medio, y ni siquiera los tardíos ingresos del Tom Arriola -que entró luego del clamor popular-, el Chelito Delgado y el Mellizo pudieron torcer la historia del empate que logró Vélez con un buen anticipo de cabeza del petiso Valdemarín, luego del único centro que el Torpedo Arias no hubiera querido tirar.
El aliento de los hinchas empujó una y otra vez a su Central contra el arco de Sessa con la fe que los empecina, aunque parece que la charla del Flaco Menotti del martes no alcanzó para sustraerlos del triunfo en el clásico ni devolver al equipo a la dura realidad del Apertura. Esta vez, el marco superó al cuadro.