Parece un capricho del destino, pero el Flaco Menotti no logra que los jugadores aptos para cumplir la función de volante de creación le devuelvan una actuación convincente como para ganar la tranquilidad de contar con el intérprete del juego. Anoche Luciano De Bruno reiteró los errores habituales y Central quedó huérfano de generador. No porque el Pequi carezca de condiciones técnicas, pero sí de la dinámica indispensable para abrir los espacios y habilitar en tiempo y forma a los delanteros. El técnico auriazul tiene la característica de que estructura el equipo de tal forma que libera al tradicional número diez de toda responsabilidad de marcar, determinación ventajosa para el volante de creación elegido, ya que sólo debe preocuparse por pensar el juego, hacerlo con certeza, rapidez necesaria y cambio de ritmo. Pero hasta ahora los designados sólo lo han logrado muy pocas veces. En su momento fue De Bruno, después Pablo Sánchez y ahora otra vez De Bruno. Y como alternativa constante Menotti introdujo al Tom Arriola. Quien en definitiva fue el que consiguió algunos de los pedidos del entrenador. Por eso no fue casual que anoche el público coreara su nombre cuando Central no encontraba la llave de su fútbol. El Pequi De Bruno se excede en el traslado de la pelota y por momentos demora el inicio del ataque al realizar un giro improductivo y no avanzar con determinación, factores que le permiten al adversario disponer de mayor tiempo para reorganizarse defensivamente. Sin dudas que el cuerpo técnico seguirá trabajando en este aspecto, porque aunque Daniel Quinteros se multiplique para ser conductor, necesita con urgencia al creador que señale los caminos para atacar con claridad.
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