Año CXXXV
 Nº 49.522
Rosario,
jueves  27 de
junio de 2002
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Piquete y muerte en Avellaneda
Dos manifestantes fueron baleados durante un violento choque con la policía. Hay 90 heridos, cuatro de gravedad

Dos muertos, 90 heridos y 150 detenidos (al cierre de esta edición sólo quedaba uno a disposición de la Justicia) enlutaron ayer una protesta piquetera que derivó en una violenta represión policial con enfrentamientos y destrozos en las vías de acceso que comunican a la Capital Federal con el sur del conurbano. Mientras las voces de repudio se multiplicaban a lo largo y ancho de la Argentina, el presidente Eduardo Duhalde siguió con atención los hechos junto a su gabinete y convocó al ministro de Seguridad de Buenos Aires, Luis Genoud, para analizar la situación de convulsión, que no se hizo extensiva a otros puntos del país.
Anoche, el secretario de Seguridad de la Nación, Juan José Alvarez, aseguró que "quienes manifestaron lo hicieron de una manera violenta e irracional" y prometió una investigación "hasta las últimas consecuencias". Voceros del gobernador bonaerense, Felipe Solá, señalaron: "Se harán todos los esfuerzos para mantener la pacificación".
Darío Santillán, de 21 años, y Maximiliano Costequi, de 25, fueron ingresados muertos al hospital Fiorito. Presentaban lesiones "contuso-penetrantes" compatibles con "armas de fuego" en el tórax y la región lumbar. Su deceso se produjo por "paro cardiorrespiratorio", según confirmó la directora Adriana Baspek.
Santillán y Costequi militaban, respectivamente, en el MTD y la Coordinadora Aníbal Verón. Hasta anoche permanecían con paradero desconocido unas 30 personas. Al hospital ingresaron también 18 heridos, ocho de ellos presumiblemente baleados. Tres fueron operados de urgencia.
Todo comenzó cuando dos columnas de piqueteros, algunos con los rostros tapados y munidos de piedras y palos, intentaron vulnerar el vallado de la Policía Bonaerense que protegía el acceso al puente Pueyrredón (Avellaneda). Esto detonó un caos de enfrentamientos y represión, con balas de goma y plomo, luchas cuerpo a cuerpo y destrozos que alcanzaron a autos estacionados, negocios y colectivos, dos de los cuales fueron incendiados.
Luego la policía irrumpió, en principio sin orden judicial, en un local de Izquierda Unida, donde una persona resultó herida. Hasta allí llegaron la legisladora porteña Vilma Ripoll y el diputado Luis Zamora, quien sacó de un empujón a un uniformado y culpó al gobierno por la represión.
También hubo cortes en los accesos a los puentes La Noria y Alsina. Los piqueteros denunciaron razzias policiales en los barrios que rodean al Fiorito y la presencia de "infiltrados" y efectivos de civil.
El encargado del operativo, comisario inspector Alfredo Franchiotti (herido durante los incidentes y en las puertas del hospital), dijo que los piqueteros "venían a combatir" y responsabilizó al Movimiento Teresa Rodríguez.
Desde el Movimiento Territorial Liberación se señaló que por lo menos seis miembros de esa agrupación sufrieron heridas de bala. La Coordinadora Aníbal Verón estimó que unas 60 personas de esa organización fueron detenidas y calculó que el total de lesionados ascendía a 90.
Antes de los incidentes, el jefe de la Gendarmería, Hugo Miranda, había reconocido tener "directivas muy claras" del gobierno para "asegurar el libre desplazamiento" en rutas y puentes del país. Y detalló que fueron distribuidos en los principales ingresos a la Capital Federal y en el conurbano "mil efectivos" de esa fuerza y otros mil de Prefectura y la Policía Federal. El propio Duhalde había advertido la semana pasada que se procuraría mantener el "orden". Luego se sumaron Alvarez y el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof.
La réplica fue inmediata: el Bloque Piquetero Nacional convocó para hoy, a las 16, a una movilización hacia la Casa de Gobierno. La CTA lanzó una huelga general y la CGT disidente habló de "una masacre".
Desde la Iglesia, el cardenal Raúl Primatesta dijo que el caos social es la "única salida" a la falta de trabajo y comida. La mesa del Diálogo Social también exteriorizó su repudio a los hechos que sacudieron al país y repercutieron en el resto del mundo.
La Cámara de Diputados quedó prácticamente vacía a raíz de las protestas que cercaron el Congreso. Hubo una amenaza de bomba en el edificio del anexo del Senado, asueto en el Ministerio de Economía y se dispuso un fuerte vallado en torno a la Casa Rosada.
Partidos de izquierda y diputados del ARI realizaron anoche (aunque por separado) una concentración en la Plaza de Mayo, a la que se sumaron varios caceroleros. En ese marco, los aristas anticiparon que hoy pedirán la interpelación del Ministro del Interior, Jorge Matzkin. Poco después, manifestantes quemaron banderas y una carpa que seguidores del ex coronel carapintada Mohamed Alí Seineldín habían colocado en inmediaciones del Congreso. Fue el final de una jornada atroz.



Un manifestante yace sin vida. Lo rodean dos policías.
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