Año CXXXV
 Nº 49.482
Rosario,
sábado  18 de
mayo de 2002
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Denunció un robo pero un pariente tenía la plata
Una jueza dijo que violaron su caja de seguridad y movilizó a la policía. Se trató de un malentendido con una cuñada

Comenzó como un robo, para colmo resonante, y acabó siendo un blooper. Cuando la jueza denunció que habían violado su caja de seguridad y habían sustraído dinero los gerentes del banco quedaron boquiabiertos y sin respuestas. Tres horas después, una vez que se comprobó que tal robo no había existido, los mismos gerentes no pudieron ocultar su tremenda bronca por lo sucedido.
Todo comenzó apenas el banco abrió sus puertas. La jueza Marta Liliana Rucci, de la Cámara de Apelación en lo Laboral de Rosario, llegó en silencio, saludó y se dirigió directamente al sector donde están las cajas de seguridad. Segundos después salió pálida. Según ella, de su caja faltaba el dinero. Eran, de acuerdo a algunas fuentes que fueron testigos de ese tenso momento, unos 40.000 dólares que literalmente se habían evaporado.
Los responsables de la sucursal San Lorenzo del Banco Bisel, que queda San Martín y Riccheri de esa ciudad, no podían creerlo. La supuesta víctima dejó enseguida el edificio de la entidad bancaria y se dirigió directamente a hacer la denuncia. El juez en lo Correccional y de Instrucción de San Lorenzo, Eduardo Filocco, se enteró enseguida. Y tan rápido como pudo llamó a las Tropas de Operaciones Especiales de la policía para que investigaran.
Un rato después el banco era un hervidero. Llegaron Filocco y los detectives mientras los responsables de la entidad repetían una y otra vez que el sistema de seguridad es absolutamente confiable. Oficialmente se trataba de un allanamiento. La noticia, en tanto, había circulado por San Lorenzo a una velocidad increíble y al mediodía un cronista de policiales la amplificó por una emisora rosarina.
El juez se instaló allí para dirigir las actuaciones y los sabuesos de las TOE comenzaron a incautar elementos indispensables para comenzar a rastrear el dinero presuntamente robado. Fue entonces cuando ocurrió lo inesperado: la denunciante se comunicó con Filocco y le dijo que todo había sido producto de un lamentable malentendido. El dinero estaba en poder de una cuñada de la denunciante, que también tenía llave de la caja de seguridad supuestamente violada.
A partir de ahí todo se revirtió. El juez clausuró el sumario y los policías regresaron a su base. En el banco, en tanto, se respiraba un aire tenso. "Con todas las versiones que hay sobre nosotros, encima nos pasa esto", se quejaban gerentes y empleados, que seguían defendiendo las condiciones de seguridad de las cajas.


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