Fastidio de los jugadores ante el conflicto

A pesar de que los jugadores no quisieron largar prenda ni dar explicaciones por la decisión que habían tomado, ayer no pudieron ocultar que vivieron un día muy ajetreado. A eso de las 14, después de que terminaron de almorzar, subieron a sus habitaciones y el único que bajó deslizando una declaración que pintaba de cuerpo entero el clima que se estaba viviendo fue Luciano De Bruno. El Pequi, siempre tan perspicaz a la hora de las palabras, no tuvo mejor idea que aportar una perlita ante tanto ánimo de conflicto.
"Si seguimos así vamos a terminar todos peleados", dijo al pasar, dejando bien en claro que en la reunión que habían mantenido minutos antes con sus compañeros la decisión de venirse no era compartida por todo el plantel.
También, en medio del silencio, otro jugador que atinó a mover la lengua fue Líber Vespa. El uruguayo esperó algunos minutos que le cargaran de agua caliente el termo y se puso a hablar en el comedor de la hostería.
"Así no se puede seguir, acá hay chicos que no tienen para vivir y encima se tienen que aguantar que traten mal a sus familiares", fue lo que se alcanzó a escuchar de su charla con algunos integrantes del cuerpo técnico.
Aunque ninguno se animó a decir nada, estaba claro que a los jugadores lo que más les molestó fue el maltrato que recibieron los familiares de De Bruno, García y Erroz, además de los reiterados incumplimientos por parte de los directivos durante la pretemporada.
Ya en hora de la cena, Ricardo Canals alzó la voz y dijo que no iban a hablar del tema hasta que llegaran a Rosario. Si bien en un primer momento se pensó que el plantel iba a hablar con la prensa para explicar los motivos de la decisión, el uruguayo expresó: "No vamos a hablar hasta que lleguemos a Rosario. El viernes cuando nos reunamos para ir a entrenar en la ciudad deportiva, comunicaremos por qué tomamos la decisión de pegarnos la vuelta".