Año CXXXV
 Nº 49.369
Rosario,
jueves  24 de
enero de 2002
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Rosario Central
Los jugadores canallas se volvieron de la pretemporada
Lo decidieron el plantel por falta de pago y por el trato indebido de los dirigentes

Mauricio Tallone

Tandil (enviado especial). - De pronto, la paz que había reinado en los ocho días de pretemporada en las sierras tandilenses se transformó en una bomba de tiempo. Después de horas de reuniones y un hermetismo a prueba de balas que duró hasta el final de la jornada de ayer, el plantel de Central se pegó la vuelta aduciendo que como los dirigentes no cumplieron con la promesa de pago pactada antes del viaje, y viendo que ningún directivo había tenido la delicadeza de comunicarse para darles explicaciones, anticiparon el regreso como habían amenazado en su momento. Cabe destacar que la forma estipulada en Rosario consistía en que mientras los jugadores se encontraban de pretemporada, sus familiares debían concurrir a la sede club a buscar 500 pesos en efectivo y el resto de lo adeudado se iba a abonar con un cheque para el 25 de este mes.
Si bien se sabía de antemano que ante el incumplimiento de lo pactado existía la posibilidad de que los jugadores tomaran la determinación de volverse, la lectura que motivó a interrumpir los trabajos no es tan lineal como parece. Contiene algunas aristas que involucran a los familiares de los futbolistas que concurrieron al club a cobrar el dinero y no sólo se fueron con las manos vacías sino que recibieron el maltrato por parte de los empleados de la sede.
La primera piedra en el camino surgió cuando Cristián Campestrini, el encargado de ir a buscar el cheque, ya que no viajó con la delegación, se encontró con la noticia de que el mismo no era para el 25 (fecha acordada) sino para el 30. A pesar de que esto en su momento no cayó bien en el grupo, los jugadores decidieron seguir adelante con el trabajo y confiar en que todo se solucionaría. El otro obstáculo que derivó en un enojo del plantel, aunque nunca lo manifestaron, lo protagonizó la futura mujer del Tom Arriola, que cuando se dirigió a la sede (estaba embarazada) le dijeron que la plata no estaba y debió pasar al otro día para que le cumplieran con el pago. Segunda falta a la promesa, aunque la decisión de seguir se mantuvo.
Según un allegado a los jugadores (no quisieron hablar), la gota que colmó el vaso ocurrió el martes cuando familiares de Luciano De Bruno, Javier García, Hernán Castellano y Diego Erroz fueron a buscar los 500 pesos acordados y la única que habría recibido algo después de insistir muchísimo fue la mujer del Rifle. A los demás no sólo no les dieron el dinero sino que recibieron muy mal trato por parte de los empleados de la sede. Esto fue el detonante que hizo activar la bomba. Inmediatamente los jugadores se enteraron de lo sucedido y en una reunión que duró hasta altas horas de la madrugada del martes le comunicaron a Daniel Teglia que se volvían porque no le habían cumplido por tercera vez y encima sus familiares habían sufrido ofensas.
Dicen que la cara de Teglia al recibir el baldazo de agua fría por parte del plantel hablaba por sí sola. En tren de dialogar para ver si podía revertir la historia, el DT charló con los más representativos del grupo e intentó hacerlos cambiar de parecer. Pero fue en vano, ya era cosa juzgada. Es más, cerca de las tres y media de la mañana los jugadores intentaron conseguir un micro para emprender inmediatamente el regreso pero como no lo consiguieron decidieron quedarse a entrenar ayer por la mañana.
A pesar de que los jugaron se juraron no decir una palabra de lo sucedido, en el ambiente se percibía un aroma raro, nadie quería hacer declaraciones y los movimientos de los empleados de Casagrande no eran los normales de los demás días. Cerca de la 14, todo el grupo se reunió en la enfermería de la hostería para delinear los pasos a seguir en caso de que los dirigentes llamaran para tratar de ponerle paños fríos a la situación. Resultado: todos los jugadores apagaron sus celulares y cuando recibían algún llamado de Rosario en el teléfono del hotel hacían decir que estaban durmiendo.
No querían saber más nada. Sólo se pusieron de acuerdo a qué hora llegaría el micro para emprender el regreso y transitar las últimas horas en Tandil en sus habitaciones acomodando sus pertenencias hasta la una de la madrugada, momento en que se subieron al micro.



Teglia está muy molesto y hasta podría renunciar.
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