-¿Cuál fue el momento más lindo que viviste en Los Pumas? -El 92 fue el primer año que jugué en Los Pumas y le ganamos a Francia en Nantes. No lo podía creer. Ese fue un buen momento, una gran alegría. Ese partido lo jugué con Tato (Gonzalo) García, así que mejor todavía. Compartir la última semana antes del test con un amigo del club fue algo único. Vivir esos momentos te marcan a fuego. Todavía recuerdo de las conversaciones que teníamos, las cosas que vivimos, viéndolo a él, más chico que yo, dentro de la cancha desenvolviéndose sin problemas mientras yo pensaba qué podía pasar. -Pero me imagino que no fue la única. -José Luis (Imhoff) me convocó por primera vez. Cuando él se va, asumieron Tito Fernández y Pipo Méndez y en la nueva lista yo no figuré. Era como que estaba confirmado: yo estaba en Los Pumas por estaba José Luis, porque él me había llevado. Y el momento feliz fue cuando a fines del 93, después de luchar por volver, me convocaron y volví a jugar. Me acuerdo que fue ante Sudáfrica. De movida no me habían llamado pero el hecho de haber logrado que lo hagan después, para mí fue una alegría personal muy grande. Me demostré que podía. Eso fue en el 93, justo el año en que salimos campeones con Duendes. Ese año me marcó a fuego (N. de la R: también recibió la medalla dorada en la fiesta del Deporte Amateur de Rosario).
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