Decenas de hinchas de Boca se congregaron ayer por la mañana en las cercanías del obelisco de Buenos Aires para manifestarse a favor de su equipo, a pesar de la derrota frente al Bayern Munich, de Alemania, en la final de la Copa Intercontinental. Muy distinto fue el panorama en la Embajada de Alemania en Buenos Aires, donde todos sus trabajadores, alejados de todo protocolo, vivieron con intensidad el partido y festejaron a su manera. Al igual que había ocurrido el año pasado, una vez terminado el partido, los simpatizantes de Boca, con banderas y camisetas se dirigieron al Obelisco. Obviamente hubo una gran diferencia entre el número de gente que estuvo en 2000, cuando Boca había vencido al Real Madrid, porque este año la derrota hizo que menos de cien hinchas se juntaran para gritar y cantar por Boca. El único disturbio se registró cuando un hincha pasó por la 9 de Julio con la camiseta de River y los Boca comenzaron a correrlo hasta que lo alcanzaron. La cara de alegría del riverplatense se transformó y sólo atinó a no caerse de la bicicleta para huir, mientras que un par de hinchas de Boca se encargaban de golpearlo. El rápido accionar de la policía, que detuvo a uno de los agresores, evitó que el pequeño altercado no pasara a mayores. Distinto era el panorama en la Embajada alemana, donde unos 80 germanos fueron la contracara, ya que después de vivir el partido intensamente soltaron su mesurada alegría. A su manera y contagiándose del otoño europeo, los teutones disfrutaron del título con un tenue para los argentinos "Bayern, Bayern...". Eso sí lo que abundó fue el champagne. (Télam)
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