Bayern Munich se consagró campeón mundial de clubes al vencer ayer a Boca Juniors por 1-0, con gol del ghanés Samuel Kuffour en el tiempo suplementario, en el estadio Nacional de Tokio. Boca vio morir gran parte de sus chances para alcanzar el tricampeonato mundial al sufrir la expulsión de Marcelo Delgado a los 45 minutos del primer tiempo, tras recibir dos tarjetas amarillas por parte del árbitro dinamarqués Kim Nielsen. Boca y Bayern se respetaron mucho desde el inicio, a sabiendas de que el mínimo error podía facilitarle al rival alcanzar una ventaja que en este tipo de finales generalmente es definitiva. No obstante, el planteo de Boca tuvo como premisa la obtención del balón y para ello jugó con tres mediocampistas retrasados como Cristian Traverso, Javier Villarreal y Mauricio Serna. La otra parte del libreto boquense, el capítulo ofensivo, tuvo como actor protagónico a Guillermo Barros Schelotto, quien fue astuto para aprovechar las falencias de Samuel Kuffour, el valor más flojo en la defensa germana. Riquelme no gravitó porque fue muy bien marcado por Owen Hargreaves, en tanto Delgado tuvo una jornada tan negra como el cielo de la noche de Tokio. Las jugadas más claras en la primera etapa fueron para Boca: a los 27' Delgado quedó sólo ante Kahn, pero el arquero se anticipó al Chelo, y a los 30' nuevamente Delgado falló en una jugada clave al rematar desviado de derecha, estando mano a mano con el arquero. El Bayern mostró a Willy Sagnol como figura defensiva, la capacidad de Hargreaves para tomar a Riquelme y además salir jugando, pero fue muy tibio en la ofensiva, aunque supo progresar por los laterales, especialmente el izquierdo, con el buen toque de balón y la prolijidad de Bixente Lizarazu para mandarse al ataque. El brasileño Elber y el peruano Claudio Pizarro, quien tuvo una buena chance al rematar desviado desde buena posición, no pudieron superar a una sólida defensa boquense. Pero el primer tiempo culminó mal para Boca cuando el árbitro dinamarqués Kim Nielsen expulsó, justificadamente, a Delgado. El de Capitán Bermúdez estaba amonestado y luego simuló, de burda manera, una infracción dentro del área, haciéndose merecedor de otra amarilla. Esa expulsión condicionó a Boca. En el segundo tiempo la cuestión pasó por mantener el empate y lo hizo gracias a la solvencia de la defensa, en donde Rolando Schiavi y Nicolás Burdisso no evidenciaron fallas y Oscar Córdoba se mostró seguro. No obstante, la zaga xeneize también vio facilitada su tarea por la falta de imaginación y variantes del ataque del Bayern, que apostó a los pelotazos en busca de los grandotes Pizarro y Carsten Janker (1,93 metros), quien ingresó por Hargreaves. En el inicio del suplementario Pizarro casi definió la final con un cabezazo que se fue apenas desviado sobre el palo derecho de Córdoba y sobre el final de ese período estuvo cerca dos veces: una rematando desde buena posición (atajó Córdoba) y con un cabezazo que se fue alto, sobre el ángulo superior izquierdo. A los 5 minutos de la segunda etapa suplementaria murió la tozuda defensiva boquense. Centro desde el sector izquierdo, una mala salida de Córdoba y tras una serie de rebotes, Kuffour convirtió con potente derechazo a pocos metros de la línea de gol. De allí en más Boca no tuvo respuestas. El mellizo Barros Schelotto estaba sin resto físico y Riquelme, que no tuvo ningún destello de talento en toda la noche japonesa, no logró concretar el milagro de igualar y apostar toda la suerte en los tiros penales. (Télam)
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