Ni en las normas municipales, ni en los registros de la provincia de Santa Fe existe legislación sobre la habilitación e inscripción de sex shops. Sin embargo, tampoco están prohibidos. Con esta ambigüedad conviven los tres comercios de artículos sexuales que existen en la ciudad. Todos están anotados en la DGI y llevan sus cuentas al día, pero la habilitación la obtienen como perfumerías, droguerías u otros rubros. En cambio, en Buenos Aires los ubican bajo el rubro de "juguetes para adultos". Eso sí: tanto en uno como en otro lugar tienen que respetar la exigencia de no exhibir sus productos en vidrieras. En cambio en Europa se los habilita directamente como sex shops. Según la publicación española Ideas & Negocios, Alemania lidera el mercado con 5 mil locales, algunos ubicados en los aeropuertos. Sólo en el de Frankfurt hay cuatro negocios del ramo. Por esto, la mayoría de los artículos que se comercializan en Argentina son importados. Recién en los últimos años hay fábricas nacionales como Diandra, Le Soir o Clandestine, entre otras. "Es que en Europa hay otra mentalidad. Acá, por más que algunas cosas hayan cambiado, el sexo todavía parece una palabra oscura", dice el titular de International Collection, y se encoge de hombros. "No sé, a lo mejor algún día empecemos a cambiar".
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