Año CXXXIV
 Nº 49.213
Rosario,
domingo  19 de
agosto de 2001
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Cuando el placer no está al alcance del bolsillo

Los geles y las cremas no son muy caras. Pero el resto de los productos tiene su precio. Encima, la venta con tarjetas de crédito no es usual. "Las tarjetas son botonas. ¿A quién le gusta encontrar en su resumen de cuenta el nombre de un sex shop?", se preguntan los dueños de estos comercios. Entonces, a la hora de comprar, los clientes prefieren las cuentas corrientes. Eligen un producto, lo reservan, lo van pagando semanalmente y recién cuando terminan de juntar el dinero se lo llevan.
"Es que si no tuviéramos este método, no podríamos vender nada", dicen los dueños de Géminis. Y es entendible, sólo basta asomarse a cualquier catálogo para entenderlo. Las prótesis masculinas van de los 40 a los 135 pesos. Los vibradores para hombres trepan de los 55 a los 170 pesos. Y los masajeadores para mujeres van de los 40 a los 200 pesos. Como en cualquier otro rubro, todo depende de la calidad y los materiales que se usen en el producto.
Los muñecos y muñecas inflables merecen un párrafo aparte. Los hay desde 300 hasta 10 mil pesos, si uno quiere una confección especial. Es decir, si prefiere eligir los talles, las medidas y hasta el rostro que despierta el deseo de cada uno. Pero estas últimas recién están tímidamente entrando al mercado nacional.
"A veces hay un poco de abuso en los precios -admite el dueño de International Collection-. ¿Sabés qué me dijo un importador de Buenos Aires?", pregunta y no espera respuesta: "«Flaco, el que quiere sexo que se ponga»".


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