Daniel Leñini
La Municipalidad de Rosario sepultó prácticamente ayer la licitación del transporte en red, el proyecto más ambicioso que el Ejecutivo había presentado para esta gestión, al anunciar el nuevo secretario de Servicios Públicos "la postergación del proceso por 180 o 220 días (seis o siete meses) y luego sí retomar su análisis". Miguel Lifschitz, en el cargo desde la semana pasada, consideró que "lo que urge en estos momentos es recuperar el sistema actual" frente a la crisis de las empresas y a las quejas que provoca entre los usuarios, cuyo número baja mes a mes. Para ello anunció dos medidas: el boleto ocasional a un peso arriba de los colectivos desde fines de abril y una mejora en la distribución de la tarjeta magnética que levante el número de pasajeros y la recaudación. Consideró además necesario un aumento del boleto de 10 centavos, de 0,60 a 0,70 peso. "La licitación está muerta", aseguró el concejal cavallerista Jorge Aseguinolaza, del principal bloque opositor, cuando terminó de escuchar al secretario de Servicios Públicos. "Empero, sería mejor que la Municipalidad la deje sin efecto lisa y llanamente aplicando el artículo 34 del pliego", opinó. La Capital había adelantado en la edición del 24 de marzo pasado la decisión de altos funcionarios de dar marcha atrás con el proceso, pero a las pocas horas el intendente Hermes Binner dijo que se debía seguir adelante. Este diario aseguró que la caducidad de la Cotal había puesto en duda la capacidad de las empresas oferentes que debían reemplazar esos colectivos y terminado de convencer a los funcionarios que no se podía seguir adelante. La crisis del transporte es considerada tan profunda ("se perdieron 100 millones de boletos en siete años", apuntó Lifschitz) que incluso se teme por el futuro de las empresas en julio cuando enfrenten otro cuello de botella: los sueldos y el medio aguinaldo del personal junto a la baja de la recaudación por las vacaciones escolares. Alguno de los cuatro operadores locales que conforman los tres grupos oferentes podría abandonar la actividad si los números no se revierten, se especuló ayer, y también que en el futuro Agustín Bermúdez (de Martín Fierro, el más solvente entre los actuales) sea el único en pie y en quedarse con todo el sistema. Esta semana se conoció la quiebra de la interurbana Villa Diego, propiedad de otro histórico: Chiche Alvarez. La licitación fue lanzada el año pasado sobre la base del modelo de Curitiba, ciudad del sur de Brasil premiada internacionalmente por su transporte público de uso masivo y baja contaminación. Pero no pudo superar los inconvenientes surgidos tras el acto de apertura del 8 de septiembre de 2000, cuando no aparecieron candidatos internacionales ni los dos de Buenos Aires -grupos Plaza y Roggio- que habían comprado el pliego. Los tres únicos candidatos que quedaron son operadores del sistema actual (Martín Fierro, General Belgrano y Las Delicias asociada con Molino Blanco) y que, por deudas con los bancos y proveedores, nunca dieron garantías de poder cumplir las inversiones. La oferta que efectuaron la hicieron sobre la base de una retribución de 110 millones de pesos anuales en conjunto. Como la recaudación bajó a 80 si la Intendencia les adjudica, debería buscar recursos por otros 40 para compensar la diferencia. A la Municipalidad también la corren los tiempos: el artículo 18 del pliego dice que "los oferentes se obligan a mantener sus ofertas por el término de 150 días hábiles contados desde la fecha de apertura del acto licitatorio", los que vencerían a mediados de este mes. Traducido: si la Municipalidad no efectúa el pedido formal de mantenimiento de las ofertas -más bien aparenta todo lo contrario- los candidatos quedarían liberados y no más sujetos a lo que presentaron en el sobre número dos. Mucho se escribió sobre el nuevo sistema de transporte, un negocio pensado por 10 años y cercano a los 1.100 millones de pesos que en un principio arrancó -cuatro años atrás- con la contratación de una consultora francesa a un costo de medio millón de pesos. Después siguió el viaje de varios concejales y funcionarios a Curitiba de donde retornaron enamorados del funcionamiento. Razón por la que se decidieron imitar las líneas troncales a través de carriles exclusivos por donde corran colectivos de gran porte, articulados, de hasta 120 pasajeros y con aire acondicionado; los que empalmarían con los micros más pequeños, de las líneas barriales, en miniterminales o centros de transferencia donde se harían los transbordos. La ausencia de oferentes de peso de otros lugares junto a la caída del número de pasajeros resultó mortal. Tan es así que si se la compara con Córdoba esta última se enfila para que empresas de Buenos Aires se queden con todo el paquete.
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