Las ideas de los militares que asestaron el sexto golpe de Estado del siglo XX siguen vigentes. Las Fuerzas Armadas no se propusieron entonces un zarpazo más, sino el golpe definitivo. Apuntaron a enterrar para siempre la sociedad populista que sobrevivía en el 76, pese a intentos como los del "Rodrigazo", que iniciaron el camino del ajuste sin retorno. Un cuarto de siglo después, no pocos argentinos están convencidos de que más allá de su derrota, los golpistas cumplieron su objetivo. La sociedad argentina nunca volvió a ser la que era. Nadie se imagina hoy una columna de tanques avanzando sobre la Casa Rosada. Pero los beneficiarios de aquel 24 de marzo tienen hoy otros métodos para retener el poder, al margen de las mayorías populares, del voto y de las dirigencias políticas.