El programa anunciado anoche por Ricardo López Murphy deja sólo a De la Rúa con el flamante equipo económico hegemonizado por los ultraliberales de Fiel, con el ala más conservadora del radicalismo y con la emergente ministra de Trabajo, Patricia Bullrich. Los ministros del radicalismo progresista y del Frepaso se negaron a suscribir el decreto de necesidad y urgencia, especialmente el feroz corte del presupuesto universitario y educacional; por eso se fueron Storani, Juri y Makón.
¿Se quebró la Alianza? Formalmente no. Al menos hasta el lunes cuando se reúna la mesa nacional de esta coalición y defina su futura estrategia. Todo el frentismo dejará sus cargos, pero que la intención no es quebrar ni la coalición electoral ni la parlamentaria, para poder mantener un margen de libertad de acción que difícilmente pueda desplegarse sin dificultades.
Storani intentó hasta último momento disuadir a López Murphy para que no cortara tan abruptamente los gastos educativos. Para la Universidad, Juri tenía una alternativa: una reducción de 140 millones de pesos, pero el objetivo de Murphy es desbrozar el camino para el arancelamiento. O la provincialización de las altas casas de estudio.
La dimisión de Storani y Juri tendrá su expresión en el bloque de legisladores nacionales, en coincidencia con la postura que adoptará el Frepaso. Esto hace inviable el proyecto de Murphy de lograr la aprobación parlamentaria de las leyes que necesita para terminar con impuestos y subsidios. Los analistas leyeron con estupor lo planteado por el ministro: que se iba a transferir a la cartera educativa los fondos que se ahorren por esos dos subsidios. Si no se aprueban, lo más probable, podrá acusar a los legisladores de no darle dinero al Ministerio de Educación que en poco tiempo, además, quedará fusionado con el de Justicia, dentro del plan a mediano y largo plazo de reconversión del Estado.
En busca de aliados
Esta realidad hace imprescindible al presidente encontrar aliados. Anoche una fuente cercana al bonaerense Carlos Ruckauf afirmó que "no hará mas que lo que hacen Chacho y Alfonsín", es decir, que no dará su (escasa) influencia parlamentaria para aprobar el recorte educativo, sobre todo. Hay de todas maneras gestiones ante los gobernadores peronistas para que vayan en auxilio del programa de López Murphy. Uno de los operadores presidenciales es el ex ministro del Interior, Enrique Nosiglia. Debería convencer en primer lugar a gobernadores radicales como Angel Rozas que le apostó a los gritos en Olivos el jueves a Colombo que en poco tiempo se producirán conmociones sociales.
Carlos Menem dijo ayer que sin sustento político el programa no tiene andamiento. Sus adláteres ya han intentado en el bloque de diputados del justicialismo sumarse a la eventual nueva base de sustentación gubernamental. No es poca la ayuda que podría otorgarle, pero a costa de más desgarros en el justicialismo. Los gobernadores de ese color político, de todos modos, tienen mucho que decir.