El resultado del conjunto de medidas que ayer difundió el ministro Ricardo López Murphy es la última oportunidad que tiene la UCR para aprobar una materia que le fue desde siempre inexpugnable: la economía.
Aunque el nuevo jefe de Hacienda lleve el sello de la ortodoxia fiscalista, López Murphy construyó todo su currículum político desde el centenario partido de Alem. La prosapia radical del funcionario queda reflejada en sus nombres de pila: Ricardo (por Balbín) e Hipólito (por Yrigoyen). "De radical solamente le quedaron los nombres", chicanean desde el alfonsinismo, que, sin embargo, tomó nota de un dato incontrastable: si fracasa el hombre de frondosos bigotes y mirada hostil, el fantasma al que siempre le han temido como a la luz mala, Domingo Felipe Cavallo, tomará cuerpo y forma en el Ministerio de Economía. Pero, a Federico Storani no le importó y pegó el portazo. El comité nacional definirá la posición institucional en las próximas horas.
Más allá de nombres y posicionamientos mediáticos que esconden un dejo de hipocresía, el giro a la derecha del gobierno se inició en el mismo momento en que apostó sus fichas a la receta de siempre: ajuste, reducción de salarios y aumento de impuestos.
La Alianza está rota; lo que ahora está en riesgo es la unidad de la UCR y del Frepaso.
El representante de la Fundación Fiel tuvo toda la razón cuando dijo que su continuidad dependía del apoyo político que recibiera su plan. Si este paquetazo se reduce al "plan de López Murphy", el fracaso está a la vuelta de la esquina. ¿Cómo clavar el estilete sobre las raídas espaldas de los empleados públicos, provincias, universidades y Pami sin lograr consensos que vayan más allá de los mercados, los brokers y las fundaciones económicas sesgadas hacia la derecha?
Del dicho al hecho
Con la ola de renuncias de los funcionarios progresistas cobra realismo el consejo que Antonito de la Rúa y Fernando de Santibañes descargaron sobre los oídos del presidente: "El Frepaso ya no tiene votos y Chacho no da la cara. Gobernemos con los factores de poder".
El politólogo José Pepe Nun describió con exactitud, hace ya varios meses en La Capital, el dramático panorama que derivaba de la falta de liderazgo presidencial: "Al ritmo que van las cosas, (a De la Rúa) no le quedará otra alternativa que ser rehén, la pregunta es de quién. ¿Del alfonsinismo o de una alianza con Cavallo y sectores del peronismo?". Ayer era un secreto a voces que De la Rúa preparaba un encuentro con Carlos Menem y Domingo Cavallo.
Mientras la Alianza se hacía trizas, la sociedad escuchó anoche con gesto amargo las nuevas medidas económicas, presuponiendo que la realidad sigue siendo un agujero sin fin. "¿Querés un título para la nota? Te lo doy: «De la Rúa al gobierno, la derecha al poder»", sentenció un vocero del jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra.