Newell's supo cambiar a tiempo. Regaló 45 minutos, pero cuando el técnico Jorge Ribolzi se dio cuenta de lo equivocado que estaba, modificó el esquema táctico y cambió una historia que aparecía oscura. Liberó a Saldaña y Ñuls fue otro. Porque Larry marcó el camino que condujo a su equipo a la victoria, en este caso por 2 a 1. Una victoria tan ansiada como esperada ante un tímido Los Andes, que parece estar dando los últimos manotazos para zafar del descenso.
Hubo que esperar un tiempo para que los del Parque encontraran el fútbol. Porque en la primera mitad, lejos estuvo el conjunto local de convertirse en el mandamás del partido. Con todas sus limitaciones a cuestas, los conducidos por Miguel Angel Russo se las ingeniaron para no ser dominados. Si hasta se animaron a mojarle la oreja a la lepra a través de remates de Levato, Pieters y Netto.
Newell's era un barco a la deriva. No había conducción. El mediocampo era controlado por los milrayitas y desde ahí partían avisos hacia el arco defendido por Terremoto Cejas. Cada tanto, el rojinegro avisaba. Y lo hizo a través de Cobelli y Crosa, pero el ex arquero canalla José María Buljubasich se hacía enorme y lentamente se convertía en figura.
El cambio justo
El flojo y decepcionante rendimiento rojinegro en el primer capítulo le dio motivos suficientes para que Ribolzi reflexionara. Y el Ruso hizo lo que debía hacer: soltar a Saldaña para que pensara y creara. Por eso, sólo bastaron 60 segundos para que los hinchas cambiaran la cara de tristeza. Damián Manso hizo un cambio de frente fenomenal para Saldaña, éste en la puerta del área se la bajó a Maximiliano Rodríguez, quien a la carrera la clavó en el ángulo derecho del Tati. Gol. Mejor dicho, golazo. De pie señores, era para aplaudir.
Era otro Ñuls. El que se convirtió en el protagonista que siempre debió ser. El que hizo levantar a la gente, que durante 45 minutos había masticado bronca porque su equipo no funcionaba. Pero había más. Porque la lepra se animaba y Los Andes lo sufría. Hasta que a los 8' la Fiera -una de las figuras junto a Saldaña- se la tocó a Larry, quien con un toque sutil se la colgó por encima de la humanidad de Buljubasich y la pelota se abrazó con la red por segunda vez. Era el 2 a 0.
Parecía partido liquidado, aunque empujado por el júbilo de la gente el local iba por más. Los hinchas, que habían ido por un festejo, gozaban. El sol, que no quería perderse la fiesta, iluminó el cielo y el carnaval se desataba en las tribunas. El tercero parecía que estaba al caer, pero el recién ingresado Germán Real dilapidó una clara ocasión. Para colmo, Marzo se encontró con un rebote de Cejas y descontó. Era el momento de sufrir, porque los milrayitas estuvieron ahí nomás de ahogarle la fiesta al rojinegro.
Pero al final la lepra festejó. La primera misión se cumplió. Había que ganar en el debut y Ñuls así lo hizo. Con mucho esfuerzo y un sufrimiento casi inmerecido alcanzó el anhelado triunfo. Ante su gente y en el Coloso, donde siempre le cuesta alcanzar ese objetivo. El primer paso está dado.
La Ciudad
