Año CXXXIV
 Nº 49.023
Rosario,
viernes  09 de
febrero de 2001
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El entrenador de Junior se enojó con sus dirigidos
Peluffo dijo que Central estaba para ser goleado

Fue prácticamente el último en retirarse del estadio Metropolitano. Después de atender a la prensa local, Norberto José Peluffo Ortiz, el técnico de Junior admirador de Osvaldo Zubeldía, se quedó para atender a Ovacion cuando ya no quedaba nadie y las luces se habían apagado.
Tan bien predispuesto como lo había hecho en el entrenamiento del martes pasado, Peluffo demostró con sus palabras que tenía bien en claro cómo encontrarle el talón de Aquiles a Central. Y en eso trabajó antes, durante y, por qué no, después del partido, cuando pese a la victoria por 3 a 1 les reclamó a sus jugadores la falta de seriedad para liquidar un partido "que debimos ganar por cinco o seis goles. Después la diferencia de gol puede contar y nos puede pesar esto", dijo con convicción.
"Quiero que se me interprete bien. No es que no esté contento con el triunfo, pero como entrenador no puedo dejarme llevar por el entusiasmo de la gente. Tengo que ser frío y por eso cuando terminó el encuentro les seguí hablando a los jugadores como si el partido no hubiera terminado y les dije que no podía ser que nos hubiéramos relajado tanto cuando teníamos todo servido para golear", se explayó casi enojado.
Peluffo señaló que les pidió a sus jugadores que "no se desesperaran, que era previsible que Central pudiera tener la pelota al principio porque tiene buenos jugadores para ello y además llega con muchos hombres al ataque. Por eso les pedí constantemente a Arriaga y a Ballesteros que no se cerraran, que siguieran jugando bien abiertos porque en cuanto el equipo pudiera pasar la línea del mediocampo rival iba a ganar en el mano a mano con los defensores, a los que obligarían a salir del fondo para sacarlos por los laterales".
"Cuando supe que Central jugaba con un 3-4-2-1 para defender, porque para atacar casi utilizan un 3-2-1-4, vi que nos iba a costar, porque además sé que el argentino es guapo y mete mucho, y está muy bien preparado físicamente. Yo hablé con Chicho Serna (el volante de Boca) y él ya me había advertido que los argentinos están muy bien trabajados en ese aspecto. Me dijo que en Colombia jamás entrenó como lo hace en Boca", explicó Peluffo. "Por eso les pedí a mis delanteros que no se desesperarán", continuó desarrollando la idea, "que cuando la pelota les llegara, al superar esa línea de medios, la habilidad y velocidad suyas los iba a liquidar", casi repitió.
Y en referencia al tercer gol, Peluffo dijo que les pidió a los suyos "que les regaláramos veinte metros al comienzo del complemento", y además cambió la indicación a los delanteros al ordenarles "que se cerraran un poco para permitir que al central (Loeschbor) o el que jugaba más a la derecha (Díaz) recibieran la pelota. Entonces allí sí debíamos pegarle la apretada para forzar el error, que finalmente ocurrió en el tercer gol a los cinco minutos".
Pero después el entrenador tiburón se molestó porque "nos dormimos. El mayor respeto que uno tiene para el rival es que si hay que hacerles cinco, hay que hacerlos, y eso es lo que no me gusta de Junior. Claro, la gente dirá «este Peluffo es un loco», pero yo no puedo pensar como ellos, porque de acuerdo al trámite había que golear, aún teniendo menos la pelota que Central. Por eso me dolió que nos hicieran el gol al final, quedamos como unos pavos reales. Si una virtud o un gran defecto tengo es que soy extremadamente sincero y no me trago las cosas, por eso digo esto que digo".
El técnico de Junior creyó además que "Rosario no tenía en mente perder y se vio sorprendido. Creo que en un momento ellos bajaron los brazos, no voy a decir que se entregaron pero sí que se sintieron tocados y allí debimos liquidarlos".



Pese al triunfo, Peluffo reprendió a sus jugadores.
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