Año CXXXIV
 Nº 49.023
Rosario,
viernes  09 de
febrero de 2001
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Central y las cuestiones de fondo
Todos esperan a Pizzi pero el incoveniente es defensivo

Gustavo Conti

Sería un grave error esperar que Juan Antonio Pizzi venga a arreglar todos los desacoples que mostró Central en Barranquilla, más teniendo en cuenta la lesión de Rafael Maceratesi, que lo marginará por un tiempo importante del equipo. Porque tal vez no serán pocos los que piensen que por allí reside la cuestión y el remedio. En realidad, un equipo funciona como tal a partir de la calidad y condiciones de momento de sus hombres, estratégicamente apegados a un esquema predeterminado. Y para entender por qué los auriazules fueron humillados por un rival que no impresionó como extraordinario, habrá que referirse a las dos facetas: hombres y esquema como un todo.
Si bien es cierto que el regreso de Pizzi permitirá acomodar a Ezequiel González en su posición natural de enganche y no como media punta, con lo cual se acomodarán un poco las piezas, al menos en el armado ofensivo, los problemas canallas vienen a la hora de defender, que no es privativo sólo de los del fondo.
Para crearle problemas a este Central de tres defensores, bastará (hoy al menos) que el técnico rival de turno le juegue por afuera, obligando a Daniel Díaz o Gerbaudo a abrirse hacia los laterales y dejar a Loeschbor mano a mano con los volantes que lleguen.

La ley del peso propio
Como Vespa, y también Cuberas, parecen más predispuestos a pasar al ataque (que por cierto lo hicieron bien ante Junior, sobre todo Cuberas) que a ocupar rápidamente posiciones defensivas como lo hicieron en el estadio Metropolitano, dejaron siempre a los puntas de Junior, Arriaga y Ballesteros, mano a mano con Díaz y Gerbaudo, quienes no tienen la rapidez suficiente como para ganar en el mano a mano. Y así el esquema de Bauza se cae por propio peso, tan simple como eso.
Además, el entrenador rival Norberto Peluffo, demostró que supo leer muy bien el partido (ver aparte) como para explotar las debilidades rivales. Jugó pensando en la forma de lastimarlo y no se equivocó, algo que Bauza no previó sabiendo que Junior ataca casi con wines como los de antes y sin centrodelanteros, que si una virtud tienen, es que son ágiles para ganar en velocidad.
Es cierto que Central dominó el juego como lo hizo por otra parte en el amistoso ante Nacional de Uruguay en Maldonado, pero fue un dominio estéril y con pocas situaciones reales. Ya en aquel partido se advirtieron las tremendas debilidades que mostró el esquema cuando el técnico De León sustituyó a los lentos Manteca Martínez y Polillita Da Silva por los incisivos Morales y Varela. O sea, no fue casualidad lo que pasó anteanoche.
Tampoco Bauza puede esperar que con la recuperación de Ricardo Canals el esquema vuelva a tener vuelo. Al uruguayo aún le falta para volver a jugar y el ejemplo de Cuberas hace pensar que aún cuando retorne, le faltaran varios partidos para tomar el ritmo adecuado de competencia.
Precisamente, Cuberas sintió rápidamente esa carencia. Fue productivo ofensivamente en la primera media hora pero ya desde entonces le costaba una enormidad reposicionarse defensivamente. Para él seguramente le hubiera venido mejor un dibujo de 4 defensores que no lo obligara a ir y venir constantemente. Aún no está para eso, pero Bauza igual hizo bien en dejarlo hasta el final.
Por otra parte, el ingreso de Arias por Arriola en el inicio del complemento no hace más que anticipar el cambio de figuras en el ataque cuando retorne Pizzi, pero habrá que ver cómo adapta Bauza los cambios con la lesión del Rafa (ver página 3). Pero al margen de esto no será solución de fondo, porque dadas las circunstancias en que se encuentran algunos, y las virtudes y defectos de cada uno, sería un error repetir el dibujo empleado el miércoles a la noche por Bauza ante un rival que le juegue de esa manera. Es más, el plantel debería estar preparado para cambiar sobre la marcha, algo que no hizo ni aún cuando eran evidentes las causas por las cuales fallaba sistemáticamente.
Esto no quiere decir que el esquema no sirva en determinadas condiciones, porque tal vez ante el débil Universitario, segunda y conveniente cita copera en Arroyito, resultaría efectivo. Pero se sabe que jugar de esa manera requiere de mucha coordinación, de lo que le propone el rival y de que sus hombres estén en perfectas condiciones para llevarlo a cabo. De lo contrario, es una invitación al suicidio, como sucedió en Barranquilla.



Central deberá cambiar ciertos aspectos para sustentar las expectativas.
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