Año CXXXIV
 Nº 48.972
Rosario,
lunes  18 de
diciembre de 2000
Min 15º
Máx 31º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Newell's se llevó el triunfo que necesitaba Talleres

Diego Quintana sacó el remate cruzado al segundo palo de Cuenca y la pelota se llevó en ese viaje la ilusión de Talleres, que despertó del sueño cuando el Coloso estalló en el grito de gol, un gol que terminó por reflejar en el resultado la determinación de Newell's y la sorprendente falta de actitud del equipo de Juan José López.
A los rojinegros les alcanzó con muy poco para hacer añicos la esperanza de la T, que sólo exhibió dignidad en el acompañamiento de su gente, porque en la cancha Talleres se equivocó siempre, desde el planteo táctico hasta la incomprensible carencia de convicción.
El conjunto de Ribolzi cimentó la superioridad en el juego en la solidez defensiva y en la inteligencia de Julio César Saldaña, quien enseguida se ubicó detrás de Alaniz y desde allí comenzó a meter pases cruzados y en profundidad para causar zozobra en el fondo de Talleres, en el que cuatro hombres jugaron peligrosamente siempre en línea.
Con un Fuentes implacable en el juego aéreo y en los cruces, con Fernando Crosa borrando a Rodrigo Astudillo y con Vojvoda controlando a Rueda, Talleres se redujo a la distribución certera de Alaniz y a los oportunos desbordes de Buján. Demasiado poco para un supuesto candidato. Y que tuvo en Jota Jota a un técnico que fue impotente porque no supo modificar esto.
En este contexto, en el primer tiempo Newell's pudo liquidar el partido porque originó varias situaciones claras para convertir. Pero Cuenca dos veces y el travesaño en otras tres se empecinaron en mantener viva la quimera de esos cordobeses que alentaron detrás del alambrado.
Llegó el descanso y los resultados en la Boca y en el sur bonaerense hacían presumir que Talleres saldría con toda la furia a ganar su compromiso. Pero no fue así. Ni siquiera el piropo celestial de Jardín Florido motivó a los de barrio Jardín. Y fue Newell's el que se mostró decidido con las ganas de Filippini, la dinámica de Bernardi y la velocidad de Quintana.
Así llegó el minuto 59. Determinante. Porque el pequeño delantero ñulista capturó una pelota, la hizo dormir en la red y con ella a todos los hinchas tallarines. Aunque ese gol despertó a todo el pueblo rojinegro, que lo gritó a viva voz para despedirse del año 2000.
Ni Garay ni Astudillo, ni Rueda pudieron cambiar la historia de un partido que Newell's controló basado en el orden y la tranquilidad.
El resto fue impotencia de un hipotético candidato que terminó el torneo cuarto y cómodo. El resto fue aliento para un Newell's que con esta victoria consolidó un presente que le permite mirar el futuro con mayor ambición.



Quintana marcó el gol de la victoria rojinegra.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
El travesaño del arco cordobés devolvió tres remates rojinegros
Ribolzi: "Este equipo está convencido que puede ser protagonista"
La reserva no pudo con Talleres pero igual terminó el año en primer lugar
Diego Garay: "Me voy con bronca y tristeza"
Hinchas tallarines casi linchan a uno de Boca que festejó en sus narices
Atlético Madrid quiere a Bernardi
Diario La Capital todos los derechos reservados