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 sábado, 01 de diciembre de 2007  
Premio a la innovación
El diseño lumínico del Museo de los Niños de Rosario recibió un premio a la innovación en una muestra internacional

El proyecto de iluminación del Museo de los Niños que funciona en el shopping Alto Rosario fue distinguido con el primer premio del 2º Concurso Técnico Científico Internacional Biel light+building. El diseño del arquitecto porteño Pablo Pizarro fue expuesto en el marco de la Bienal Internacional de la Industria Eléctrica, Electrónica y Luminotécnica efectuada recientemente en el predio ferial La Rural de Buenos Aires. El objetivo del concurso técnico organizado por la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas e Indexport Messe Frankfurt fue premiar la investigación y la innovación.

   El Museo de los Niños de Rosario, creado bajo la consigna “Para jugar a ser grandes, sin dejar de ser chicos”, plantea una propuesta de “juego de roles” donde los chicos de entre 3 y 12 años descubren en cada uno de los espacios (exhibits) los lugares habituales de una ciudad: centro médico, radio, aeropuerto y supermercado, entre otros, para que puedan entender la vida urbana en un ambiente de aprendizaje interactivo. El variado programa de actividades está acompañado por un creativo diseño arquitectónico colmado de colores, contrastes de texturas y juego de volúmenes, en un recorrido sumamente atractivo dentro de la vieja usina ferroviaria.

   En este escenario lúdico el diseño de la iluminación tomó un papel clave, enfrentándose a un doble desafío. En primer lugar, dar respuesta a los requerimientos lumínicos indispensables para el desarrollo de las actividades asegurando la eficiencia de la instalación y reduciendo los costos energéticos y de mantenimiento. Y al mismo tiempo acompañar el rico diseño del conjunto, potenciando sus valores y complementando su carácter particular sin olvidar el espíritu de la arquitectura ferroviaria.

   Basándose en estas premisas el diseño lumínico buscó un resultado articulador y completo y una de las estrategias fundamentales fue el uso del color. Por ejemplo, el intenso azul del cielorraso se obtuvo con lámparas de mercurio halogenado de color azul, con alta saturación y estabilidad de color. Para reforzarlo se pintó de azul todo el cielorraso, la estructura metálica y los proyectores. El resultado fue la creación de una superficie que da marco a todos los elementos del conjunto, especialmente al patio central, del que participan visualmente todos los espacios.

   Para darle escala e identidad se colocaron lámparas colgantes de color naranja diseñadas especialmente a partir de los maceteros “canasto” de la arquitecta Diana Cabeza. El material (plástico rotomoldeado) descompone la luz y tiñe el espacio de color, destacándose también por su facetado. El efecto toma su verdadera dimensión en el contraste artefacto naranja-cielorraso azul que se define en el patio de triple altura.

   Fue en la sala de usos múltiples donde el color adquirió dinamismo. Así la apariencia de la sala de cumpleaños puede cambiar continuamente gracias a los tubos fluorescentes rojos, verdes, amarillos y blancos, sostenidos en paneles con forma de hojas que pueden encenderse o apagarse alternativamente en la combinación deseada para crear siempre ambientes diferentes.

   La luz natural también fue utilizada como recurso. En las aberturas circulares se colocaron vidrios coloreados que hacen las veces de filtros y así se obtuvieron manchas de colores que van cambiando con el movimiento del sol.

   La estética ferroviaria del edificio original fue reinterpretada en el interior utilizando luminarias industriales (pantallas y apliques de aluminio, artefactos herméticos de fundición) y en la fachada, destacando la textura y el color del muro de ladrillos con proyectores de sodio que ofrecen un baño parejo desde abajo hacia arriba.

   El innovador diseño de iluminación, compañero indisoluble de los vívidos escenarios, alcanza completamente su intención lúdica. El resultado obtenido superó las expectativas y fue consecuencia de una inteligente combinación de técnica, color y creatividad, junto a una interesante reinterpretación de la estética original del edificio. Así, el Museo de los Niños se convirtió en uno de los espacios recreativos más atractivos del país donde los chicos, sus principales destinatarios, disfrutan de un lugar especialmente creado para aprender y divertirse.
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