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 jueves, 08 de noviembre de 2007  
Presenciando un lento suicidio

Como camarógrafo de un medio local, he tenido experiencias dolorosas e injustas como la pobreza, la desidia y la muerte; pero ninguna me provoca tanta impotencia y bronca como el lamentable problema de los chicos de la Terminal de Omnibus. Me refiero a "la Banda del Poxi". Hace poco me tocó filmar la tragedia de los tobas en el Impenetrable, a todos nos conmovió cómo nuestros hermanos están muriendo de hambre. Pero otra situación tanto o más lamentable se desarrolla en nuestras calles. Simplemente, estamos presenciando el lento suicidio de un grupo de nuestros chicos. Mis interrogantes al respecto me llevan a la conclusión que algún responsable que estos pibes sigan totalmente desamparados tiene que existir. Descartemos los padres, ya que la condición económica-social y cultural los hace "inocentes", pero el Estado y sus instituciones deberían teóricamente proteger a esos niños. Sin ser letrado, mi sentido común de ciudadano me dice que el Estado, en este caso, está violando derechos constitucionales y tratados internacionales de protección a la niñez. Supongo que se podría caratular como abandono de persona y me atrevo a decir que gran parte de la responsabilidad recae sobre los jueces de menores que según ellos "no les compete". Días atrás tuve que cubrir una nota en la Secretaría del Menor. Por razones profesionales me privé de realizar cualquier comentario en ese ámbito, pero salí con una gran indignación por la falta de respuesta a la problemática, aunque según ellos se está haciendo todo lo posible. Pero nuestros chicos siguen allí, muriendo de a poco, totalmente abandonados. Me pregunto si es tan difícil tomar la decisión política y hacer algo, supongo que habrá mecanismos legales para sacar a esos chico de esa situación tan miserable, como retener o quitar la patria potestad a los padres. Y si nada se puede hacer, entonces, nuestra sociedad, sus instituciones, sus leyes, no sirven.

Horacio Pedroni, DNI 13.118.555




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